El imperio de Trump

Cuando parecía que Donald Trump solo sabía mirar al ombligo de su país con el lema 'América, primero', reflejado en los fuertes aranceles anunciados a los principales socios comerciales de Estados Unidos y en su postura de perfil en Ucrania y Gaza, el presidente electo ... muestra unas inquietantes ansias expansionistas en vísperas de su regreso a la Casa Blanca. El magnate se ha reivindicado como imperialista al reclamar en su red social Truth el control sobre el canal de Panamá para evitar que caiga en «manos equivocadas», en alusión a China, y defender ventajas en las tarifas para los barcos estadounidenses. Además, fantasea con la incorporación de sus vecinos del norte –«Muchos canadienses quieren convertirse en el estado número 51», dice– y declara como «una necesidad absoluta la propiedad» de Groenlandia, dependiente de Dinamarca y clave en las rutas marítimas que se abrirían si continúa el deshielo provocado por un cambio climático que ignora Trump. Más seria parece la advertencia de vulnerar la soberanía de México en la lucha de EE UU contra el narcotráfico fuera de sus fronteras. Un cóctel de inquietantes ambiciones, aun cuando parezcan irrealizables, que añaden factores para la zozobra a un mandato impredecible.