Preguntado el otro día el inteligentísimo José Luis García, más conocido por Garci, sobre la situación política, contesto: «No me interesa». A Cela, aquel genio iconoclasta y heterodoxo, no hizo falta preguntarle. Directamente le dijo a su amigo Umbral: «Cómo pierdes el tiempo con los ... políticos; son todos personajes de tercera». Y eso que lo dijo en una época en la que había gente aprovechable. Ahora, habría dicho: «Son todos de tercera regional», tal es el grado de degradación que se ha producido en el personal que nos gobierna, razón por la que uno se resiste a escribir sobre dichos especímenes, salvo días contados. Hay excepciones, claro, pero en un mundo donde abundan las mediocridades (muy generoso soy), las personas normales pasan inadvertidas, que no desapercibidas. Vamos, que si yo hubiese tenido que escribir a diario sobre el particular, como Raúl del Pozo, un suponer, tiempo ha que me habría suicidado (mi amigo Martín Tamayo lo hace, magistralmente, una vez a la semana, por eso aguanta).
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Es que no hay por dónde cogerlos. A ninguno. Unos por lo militar y otros por lo civil. Quiero decir que, incluso los buenos (alguno queda), inmersos en el inmenso lodazal, están llenos de barro hasta las rodillas. Alguno dirá que estoy exagerando. De eso ni parler (soy de francés). Cuando se escriba la historia, se verá con claridad que la mayoría de los políticos son unos sociópatas, por no decir enfermos mentales. Cómo habría que considerar, si no, aquello que ocurrió una vez en el Senado (Senao para Felipe González). Un señor nacido en Ceuta y recriado en Sevilla, Manuel Chaves, presidente por entonces de la Junta de Andalucía, hubo de utilizar auriculares para entender a un andaluz nacido en Iznájar, Córdoba, que se dirigía a la concurrencia en catalán. Se llamaba Montilla, presidente de la Generalitat. Si eso no es propio de psicópatas que venga Dios y lo vea.
Abundando en el asunto, y sin ánimo de ponerme trascendente, les contaré que el otro día, una joven del partido gobernante echaba pestes sobre la posibilidad de que el PP gobernase en su día con Vox. Lo decía, ya digo, una persona del partido que no solo está coaligado con los comunistas (consúltese el ‘Libro negro del comunismo’, horror), sino que está apoyado en los separatistas. Y lo que es más terrible: mantiene pactos con el partido heredero de un señor le metió dos tiros en la nuca a un niño arrodillado y maniatado, Miguel Ángel Blanco, el hecho más abominable que se pueda cometer (si yo fuera vasco, estaría avergonzado), sin olvidar, claro es, a los niños muertos en los atentados a los cuarteles (que me perdonen los cientos de adultos asesinados). Ah, y sin que hayan mostrado el más mínimo arrepentimiento. Y la moza se quedó tan oreada. Si estas cosas no son producto de mentes enfermas, que venga Dios y lo vea. Dicho lo cual, entenderán ustedes por qué he empezado por Garci y por Cela.
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