
El reparto del mundo
Jacinto J. Marabel
Domingo, 7 de abril 2024, 23:18
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Jacinto J. Marabel
Domingo, 7 de abril 2024, 23:18
En 1494, los amos del mundo por entonces conocido se reunieron en Tordesillas para repartirse el pastel. Españoles y portugueses trazaron una línea vertical a ... 370 leguas de Cabo Verde y acordaron que los primeros podían quedarse con toda aquella ubérrima tierra que alcanzasen a conquistar por el oeste, mientras que los segundos podían comerciar a lo largo y ancho de los vastos mares que se extendían a la derecha del mapa. Pronto se vio que esto, que quedaba muy bien sobre el papel, iba a ser motivo de rencillas, pues, siendo público y notorio que el mundo era redondo, avanzando unos por un lado y otros por el otro, ambos estaban destinados a encontrarse en algún punto. Y el punto donde prendió la chispa fue la Islas de las Especias, las Islas Molucas.
El archipiélago de las Molucas, un conjunto de islas enclavadas en la actual Indonesia, entre las Célebes y Nueva Guinea, se habían convertido en el oscuro objeto de deseo de todas las naciones, por ser el único lugar del globo donde arraigaba la mirística, el árbol que daba la nuez moscada. El fruto era tremendamente cotizado en las cocinas europeas, por lo que la posesión de las islas resultaba vital para la economía de ambas coronas. Castilla parecía haber ganado la carrera cuando en 1522 la expedición de Elcano llegó finalmente a Sanlúcar cargada de especias, pero los portugueses alegaron que el capitán Tristán de Meneses había arribado unos meses antes y que las Molucas les pertenecían. Sin embargo, como las cartas náuticas de la época eran muy imprecisas, resultaba harto difícil asegurar el alcance de cada uno.
El conflicto estaba servido. El 11 de abril de 1524, sendas comisiones formadas por lo más granado de ambos reinos, pilotos expertos en las artes de la navegación, entre los que se encontraba el propio Juan Sebastián Elcano o Hernando Colón, hijo del almirante, así como juristas, matemáticos y cosmógrafos, intentaron trazar una nueva divisoria. Se reunieron en otra raya imaginaria, la que discurre sobre el mismo puente del río Caya que separaba ambos reinos, y estuvieron dos meses y medio echando cálculos sin llegar a buen puerto. Los badajocenses estaban hartos de todos ellos. Se cuenta que un día, cuando dos sabios paseaban por la ciudad, se les acercó un zagal para preguntarles si eran de los que estudiaban el reparto del mundo, y cuando estos respondieron que sí, se bajó los pantalones para mostrarles el culo y decirles: «Pues echen vuesas mercedes la raya por aquí en medio».
La comisión quedó en nada y seis años más tarde vendimos las Molucas a los portugueses, pero fue un hecho histórico muy significativo, que bien merece ser contado. Ante el tancredismo habitual de las administraciones, el Ateneo tomó la iniciativa inaugurando un ciclo de conferencias que el próximo sábado incluirá una ruta guiada al puente del Caya. Ojalá otras asociaciones se animen y entre todos podamos celebrar que, en Badajoz, hace quinientos años, nos repartimos el mundo.
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