Dos tipos cordiales

Todas las mañanas sobre las 8.15 voy a comprar la prensa –en papel– a casa de los hermanos Martínez, en la calle Rafael Lucenqui ... de Badajoz, una librería papelería desde hace 50 años, atendida por dos hermanos y tres trabajadores, todos muy cercanos y puestos en su quehacer diario. A esa hora coincido casi todos los días con dos personas entrañables y peculiares con un humor extraordinario y un talante especial. Para mí son dos hombres de unos 80 años pero que parecen tener menos, quizás por su simpatía y su extraordinario humor. Te hacen reír con las cosas que se les ocurren, tanto a uno como al otro, y eso le viene bien a cualquiera que esté frente a ellos. Son vecinos de la calle y no tienen nada en común, excepto el buen carácter que les acompaña. Da gusto coincidir con ellos porque lo que te ofrecen durante un ratito es bienestar y una sonrisa. Son personas que hacen falta en este mundo, en el que lamentablemente casi siempre vemos caras malas y mala leche. Gracias por la extraordinaria actitud diaria de Chua y Eugenio. Un abrazo.