Hace años por diciembre o enero muchos pueblos de Extremadura tenían la costumbre de matar el cerdo que se había estado cebando para la ocasión, y seguramente perdura en muchos rincones de nuestra geografía, en pueblecitos entrañables y apartados. La matanza del cerdo de hace ... décadas, cuando mucha gente tenía guarros, se hacía en corrales, cobertizos, incluso a la puerta de casa, si esta daba al campo, y había mucha afanosidad entre los hombres que echaban sobre una mesa al cerdo, con mucho trabajo y luego los gruñidos del animal debatiéndose en la agonía eran terribles, mientras caía en un cubo la sangre para las morcillas. Y después se chamuscaba el cerdo, se descuartizaba y demás menesteres. El olor crudo de la matanza se volvía luego sabroso en la moraga y la prueba que se comía junto a la lumbre. Con el paso del tiempo se ha perdido la costumbre de la matanza del cerdo en los pueblos, porque todo está más urbanizado y más adelantado por el progreso, y las cosas se hacen de otra manera más moderna y aseada. Pero las tradiciones está bien que perduren, pues son el sello de lo nuestro.
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