Toros en Navalmoral

Se esperaba la lluvia esa tarde y hacia frío, pero afortunadamente un sol tímido alegró la tarde, y la plaza estuvo casi llena de público. La ganadería de Alcurrucén presentó unos toros con mucho trapío, que tenían ritmo y que pesaban de media quinientos kilos. Torearon los diestros con elegancia y valentía, demostrando su arte y ganas de agradar. Es verdad que el ganado era bueno y acometía con ganas. Todos los diestros estuvieron muy entregados en las faenas de muleta y todos acertaron a la primera con el estoque. Fueron muy ovacionados y los tres maestros obtuvieron trofeos. El público disfrutó con la corrida. Y el quinto de la tarde, que correspondió a Talavante, fue indultado. Sonaron los pasodobles toda la tarde, y disfrutaron los toreros y el público. Y después de cada faena, los tendidos se llenaban de pañuelos blancos, que eran como palomas asustadas sobre los rendidos y había olor a puro que le da al ambiente taurino como un sabor de añejas tardes de toros, y había entre los tendidos vendedores de patatas fritas, pipas, cervezas y refrescos, como siempre hubo, y no parecía una tarde de invierno, sino de primavera, un poco fresquita, pero llena de colorido, aplausos, perfumes y arte, con el sol acompañando a través de las altas ventanas circulares, la alegría de la tarde de toros. Y lucieron los trajes de luces en el albero, y revolaron los capotes grana y oro en el redondel, y la música y los aplausos, y la primavera que visitó alegre la plaza, todo acompañó a esa tarde de toros para que los taurinos disfrutaramos del festejo.