¿Qué ha pasado hoy, 20 de marzo, en Extremadura?

«Feliz Navidad» o el impresentable y laico «Felices Fiestas». Bombardeo publicitario de comidas y bebidas y los anuncios de «paz y prosperidad», todo envuelto ... en la niebla falsa de que «todo el mundo es bueno». Consumismo feroz, exacerbando más si cabe el suplicio de Tántalo a que están condenadas muchas personas, las de una economía precaria, durante todo el año, también en los llamados «países ricos». Únicamente es decoración y símbolo hueco la esperanza que nació en un pesebre, en la más absoluta pobreza, para la redención, en la justicia y solidaridad, del ser humano. Las sociedades avanzadas actuales están cada día más ensoberbecidas, sin asideros espirituales de ningún tipo, encenagadas en el materialismo más atroz, sin querer percatarse de que el ser humano es, tiene que ser, algo más que podredumbre y cieno.

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Aquí en este país, que todavía es y se llama España, parece que ya se está olvidando la auténtica y sangrante realidad de que se ha iniciado el camino imparable de su troceamiento, en manos de un dictador «progresista». Pasará Navidad, vendrán los Reyes Magos, los puentes y acueductos vacacionales, la Semana Santa, el verano... y también se hará efectiva la amnistía y quizás el referéndum catalán. No importa, todo se olvidará, y el españolito dormirá su siesta perpetua, aunque una de las dos Españas le esté helando el corazón. Parece que sigue plenamente vigente el «pan y circo» de la Roma clásica y haremos nuestra la frase «lejos de nosotros la funesta manía de pensar»; eso sí, mientras el estómago esté lleno y la diversión asegurada.

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