Sin los presupuestos de Martín de Garay
José Juan Del Solar Ordóñez Cáceres
Viernes, 11 de abril 2025, 22:47
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José Juan Del Solar Ordóñez Cáceres
Viernes, 11 de abril 2025, 22:47
Fue un hombre honesto. Liberal en lo político, pero sin resquicios por donde pudiera introducirse aquello que pusiera en entredicho la verdad y el honor. ... Así era el economista Martín de Garay, que ejerció en Badajoz como intendente general de Extremadura en los años de la Guerra de la Independencia, y donde asistió, como atónito testigo, al asesinato del conde de la Torre del Fresno, capitán general interino de Extremadura, pero que gracias a sus precisas y claras declaraciones en el juicio de generales que se celebró años más tarde para juzgar la conducta del infortunado militar, Torre del Fresno pasó de ser un repudiado afrancesado a benemérito de la patria en grado heroico, según rezaba la orden del rey Fernando VII. Más tarde, Martín de Garay, fue designado en 1808 presidente de la Junta de Extremadura, convirtiéndose en secretario de la Central Suprema y en la que elaboró su reglamento junto a Jovellanos. Años más tarde, a pesar de su acentuado liberalismo, Fernando VII le nombra ministro de Hacienda y, como tal, otorgó a España, frente al desbarajuste económico existente, los primeros Presupuestos Nacionales; instrumento sin el cual era claro que la nación iba a la bancarrota, dando, así, una herramienta seria para gobernar. Algunos contemporáneos influyentes que veían peligrar sus intereses, pidieron su cabeza al rey, y este no tuvo reparos en entregarla, pero a partir de entonces los Presupuestos fueron el eje en donde debía caber y conducirse toda acción gubernamental. En la España de hoy también se va a la deriva sin Presupuestos, por lo que la navegación económica va sin rumbo y la singladura se efectúa a base de decretos, pues ni siquiera los decretos-leyes pasan el obligado filtro legislativo, viviendo así una peligrosa autarquía de gastos con ribetes dictatoriales, que solo gusta al que los hace, pues ni siquiera sus colegas le siguen.
La tumba de Martin de Garay en la iglesia de La Almunia de Doña Godina, se estará removiendo con lo que hay, pues ni siquiera su protegido Canal de Aragón, le anuncia aguas claras, si, casualmente, la ínclita Pilar Alegría alcanzase la presidencia aragonesa.
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