La política ha de servir para intentar mejorar la vida de los ciudadanos, de una manera seria y responsable. La teatralidad, el istrionismo y el ... egocentrismo prepotente y arrogante no debería tener cabida en la vida pública y acabar convertida esta en una parodia. Donald Trump hace una parodia de sí mismo, lo dramático del caso es que es real. Mezcla la bufonada y la actitud típica del sátrapa capaz de sentirse como el todopoderoso al que todo el mundo rinde pleitesía. Con la elección de este presidente estadounidense, las costuras del mundo han saltado por los aires, y lógica nunca ha estado más alejada de cualquier mínima coherencia. Trump encarna la esencia del matón típico de las películas del viejo oeste americano. Es una replica bastante fiel a la de aquel villano de ese género cinematográfico. No es posible que la sociedad americana haya dado carta de naturaleza a un individuo que está pisoteando sin pudor los principios democráticos de esa nación, y amenaza con hacer lo mismo con otras; mientras, se alinea con un sátrapa invasor como Putin, poniendo en jaque el orden mundial. Creo que el mundo libre ha de reaccionar con firmeza ante el desafío descomunal de un político que se mueve entre lo cómico y lo trágico, mientras una corte de aduladores embobados caen rendidos a sus pies.
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