Ser político y honesto

Destaca el informe el «estancamiento» de nuestra política de anticorrupción. Continuamos sin una estrategia nacional de anticorrupción, prevista en una ley de 2023. «Sin reformas estructurales efectivas el país seguirá enfrentando grandes desafíos en materia de transparencia, buen gobierno y confianza institucional», así se zanja, a modo de conclusión, el informe de Transparencia Internacional.

En la librería, dice el cliente: «Busco el libro 'El político honrado'». El dependiente le responde: «Ciencia ficción, al final del pasillo». El chiste refleja una generalizada opinión sobre la honestidad de los políticos, a pesar de que el número de políticos corruptos sea un mínimo porcentaje con relación al número de políticos honestos, personas integras que acceden a la gestión pública para el logro del interés general. Pero imperan los sensacionalismos; lo cotidiano, lo normal no engancha. La corrupción acapara titulares en los medios de comunicación y en las encuestas aparece, y con razón, como una de nuestras primeras preocupaciones, aunque, en todos los niveles de la Administración Pública y en todos los partidos, para nuestros políticos, la honestidad sea la norma y la corrupción la excepción.