Ojos del Guadiana

Cuento de año nuevo (objetivo: la democracia)

Conservadores y liberales creen que asumiendo las tesis trumpistas y de extrema derecha sobrevivirán, olvidando los precedentes fascistas europeos del siglo XX

Julián Carretero

Martes, 14 de enero 2025, 22:50

El próximo día 20, en la sede de la soberanía popular americana, Donald Trump tomará posesión como 47º presidente de Estados Unidos. Si, en el ... Capitolio, el que sus partidarios, aleccionados por el propio Trump, tomaron por la fuerza hace cuatro años para quebrantar la democracia, en lo más parecido a un intento de golpe de estado. Ese día se verá acompañado por los más notables demócratas europeos y del mundo: Abascal, Meloni, Orbán, el eurófobo británico Farage, Milei, Bukele, Bolsonaro… También está invitado Xi Jinping, presidente de la República Popular China. Y a la vista, no resultaría extraña la invitación de Vladímir Putin.

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Desde su elección hasta hoy, el presidenciable y gran parte de sus adláteres (destacándose Elon Musk, considerado el más rico del mundo con un patrimonio superior a 450.000 millones de dólares) no se han cortado un pelo, profiriendo amenazas más o menos veladas a países como México, Canadá, Dinamarca (Groenlandia), Panamá, Reino Unido, Alemania y otros de la Unión Europea. Estas amenazas, que en principio fueron de carácter económico, incrementos arancelarios y guerras comerciales, han pasado a ser de tipo militar y de menoscabo de su soberanía y estabilidad democrática interna. Esto no es una broma, va muy en serio. No estamos asistiendo a una sesión continua con remakes cinematográficos de 'V de vendetta', 'La naranja mecánica', 'Trece días' o la inigualable producción de Chaplin 'El gran dictador'. Tampoco, aunque bien pudiera parecerse a la ucrónica serie 'The man in the high castle', cuando describe un mundo años después de que la segunda guerra mundial fuera ganada por las potencias del eje: Alemania, Italia, Japón y sus aliados.

Con este enemigo a las puertas y en muchos casos ya en la cocina, las fuerzas políticas democráticas europeas y gran parte de la ciudadanía, seguimos sin reaccionar y sin verlas venir. Conservadores y liberales creen que asumiendo las tesis trumpistas y de extrema derecha sobrevivirán, olvidando los precedentes fascistas europeos del siglo XX, donde sus correligionarios de entonces fueron engullidos por los respectivos partidos únicos. Con ello, abocaron al mundo a una guerra mundial con más de 50 millones de muertos y en España a una guerra civil con un millón de muertos y una feroz dictadura de 40 años. Las izquierdas siguen enredadas con su particular cainismo, deambulando desconcertadas y tapando la luna con el dedo.

Unos y otros parecen conformarse con unos procesos geopolíticos situados aún en los análisis post caída de la URSS, no dando la importancia debida a la consolidación ultranacionalistas de China, Rusia y Estados Unidos. De no impedirlo, el futuro orden mundial pivotará sobre estos tres ejes ultraimperialistas y antidemocráticos, ¿qué más tiene que pasar para tomar conciencia? Ellos lo tienen claro y junto a los «quintacolumnistas» de cada lugar no pararán hasta conseguir su objetivo de tumbar la soberanía popular, la democracia, su cuna y representación icónica: una Europa democrática y unida.

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