Conocida como la tercera Ley de Newton y considerada como uno de los principios fundamentales de la física, establece que cuando un cuerpo ejerce una ... fuerza sobre otro hay una reacción de éste sobre el primero, de igual magnitud pero en sentido opuesto. La formulación original del científico inglés fue la siguiente:

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«Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto».

Fijó el marco teórico de la interacción entre objetos diferentes y revolucionó la mecánica al poder aplicar pragmáticamente dicho principio a cualquier situación futura. Siendo muchos los ejemplos que nos hacen comprender la importancia de esta ley física: la fuerza aplicada al remo hacia atrás, impulsa el barco hacia delante, el retroceso de un fusil al disparar, etc.

En política, como en la física, toda acción tiene su reacción en sentido inverso

El principio de acción y reacción ha traspasado el terreno de la física para adentrarse por otros caminos de la vida social y económica, muy especialmente por los vericuetos de la política.

Desde hace unos años las diferentes fuerzas políticas, a ambos lados del espectro y no solo en España, vienen desarrollando unos planteamientos sesgados en exceso, excluyentes y en muchos casos alejados de la realidad ciudadana. Hasta el punto de que llegan a opacar aquellos otros, programas y leyes, que sí son fundamentales para la vida y aspiraciones de la mayoría social. Esto acompañado de una comunicación hiperbólica para alimentar el ego interno, vacía de contenido real y en muchos casos mentirosa, está dando como resultado un ambiente irrespirable democráticamente, de máxima polarización y tensión, que pone en peligro la convivencia y la democracia y cuyos precedentes más próximos en Europa habría que buscarlos en el periodo de entre guerras del siglo pasado.

Una parte de las acciones llevadas a cabo en la política actual, generadoras de esta polarización social, son ejecutadas intencionadamente por quienes les estorba la democracia; pero hay otras, llevadas a cabo por quienes teniendo un compromiso colectivo y democrático indudable, acaban generando tensión y malestar social. Lo que algunos han descrito como relato frente a ideología. En mi opinión esto obedece muy especialmente a un analfabetismo democrático que, junto a un exceso de individualismo orgánico, desmemoria histórica y soberbia, ha hecho olvidar que en política, como en la física, toda acción tiene su reacción en sentido inverso.

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Así, a título de ejemplos, a nadie debe extrañar que una parte de europeos reaccione en defensa de los valores democráticos propios, ante las amenazas de Trump a Ucrania y a la propia Unión Europea. Tampoco debe sorprender que muchos españoles conservadores o progresistas, sensatos, incluidos catalanes, vean incoherente e inoportuno el acuerdo Sánchez-Puigdemont sobre migraciones. Igualmente en Extremadura que, después de lo acaecido al PP con Vox desde que gobierna, Guardiola pacta ahora con ellos 25 millones en fiscalidad a cambio de la memoria democrática y derechos LGTBI, argumentando estabilidad política y progreso social.

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