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Antonio Gala
Julián Martín Martínez
Martes, 30 de mayo 2023, 08:37
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Julián Martín Martínez
Martes, 30 de mayo 2023, 08:37
Ahora Antonio Gala no está en esta tierra. Nos lo anunció: «Ahora el ángel no está, ni está Tobías». Antonio Gala está ahora en ascensión, va de vuelo hacia la séptima esfera. El aire y la luz… subiendo y refrescando sus alas porque como le ... decía a su ángel, «solo el aire es aliado nuestro, porque nuestro deseo es de aire puro». Pero como predijo: «Moriremos» y para este tránsito definitivo «no necesitaremos el aire. Por fin, juntos, no necesitaremos el aire… para volar».
Era un día de mayo de 2006 la última vez que le vi en carne mortal. En la Feria del Libro tenía que hablar con él sobre su último libro de poesía 'El poema de Tobías desangelado'. Menudo sofocón que me produjo el encargo. Al presentarme, vio mi zozobra. No te preocupes: «Esta es la historia de un viaje enamorado. En él, yo soy Tobías». Me animó y me dijo que solo la fuerza del amor salva un momento, la distancia y la muerte. Que si lo había leído en su libro estábamos salvados. Y durante más de una hora dialogamos «coram populo» muy acompañados en una carpa desbordada y la plaza de San Atón de Badajoz medio llena. Unos mancebos que cantaron dos de sus poemas.
Hoy se ha ido gozoso de haber vivido en esta tierra donde «el sol, confesaba, lame mi cuerpo como un lebrel antiguo» (oración que nos lleva a Alberti y los pulidos senos de Amaranta) porque para él «el mundo es la ancha cola de un pavo real interminable, un risueño arco iris entre el hombre y la gloria». Y allá está él, en la gloria, porque todos hemos cantado con Juan de la Enzina que todos los bienes del mundo pasan pronto y su memoria, salvo la fama y la gloria. Pero con los pies en el suelo también me avisó en la cena que «quizás el más elevado poder esté en el pequeño corazón del hombre» que nos ayuda a menospreciar los poderes de políticos y magnates. Todo, nos había dicho en la charla, lleva hacia «el centro de ti mismo», para concluir con Bécquer, «donde el silencio habita».
Durante todo el poemario el ángel y Tobías corren y vuelan juntos. Siempre el tú y el yo en acción, así es el amor. «Tú eres rosa y león. Tu rugido perfuma y tu flor ruge» como en el 'Cantar de los cantares'. Mas «ninguno de los dos resistirá: yo, el alto vuelo; tú, la profunda mina».
Epílogo vital y divino: «El sino del amor no es otro que la muerte… El rey muere de amor. Un día habré yo muerto y mis cenizas esparcidas se enfriarán bajo los plenilunios, tibias aún en el recuerdo de la felicidad pasada… ¡La luz, arcángel, eres! ¿Somos tres? ¿Somos dos? Somos uno quizá. O somos Dios… Se confundieron Tobías y su ángel, en los linderos de la divinidad. Tú sabes que tan solo la vida puede justificar el largo absurdo de la muerte». Profecía parcelada de un poeta divino.
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