El desliz –o no– de la ministra de Industria, Reyes Maroto, de que la gran planta de baterías para coches eléctricos, construida con fondos europeos y participación pública, estaría «cerca de Martorell», donde está la Seat, en cuyas instalaciones el grupo Volkswagen va a concentrar ... toda la producción de ese tipo de coches, ha encendido las alarmas en varias comunidades autónomas, que también aspiran a albergar esa fábrica de baterías. La ministra reculó de inmediato y en una versión sobre qué es cerca y qué lejos que Epi y Blas no estarían dispuestos a admitir, dijo que por 'cerca de Martorell' entiende cualquier punto de España. El problema es que, según cuenta 'La Vanguardia' lo de 'cerca de Martorell' no lo dijo solo Maroto, sino Felipe VI en la visita que, junto a Pedro Sánchez, hizo a la Seat el pasado día 5. Es más: el contenido principal de la visita del Rey a la fábrica de Martorell fue anunciar el compromiso del Gobierno, Iberdrola y Volkswagen para construir la primera planta de baterías de coches eléctricos en España, lo cual, según dijo el monarca en su discurso «es una seña inmejorable de compromiso» con la cadena de valor del sector.

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El pasado domingo, este periódico publicó un documentado informe sobre la pugna entre comunidades en torno a la gran fábrica de baterías para coches eléctricos. Resulta que la reclaman Cataluña, Galicia, en razón de que allí se fabrican coches de Peugeot y Citroen; País Vasco, porque en Álava se fabrican furgonetas Mercedes; Aragón, porque en Zaragoza se fabrican coches Opel; Castilla y León, porque en Valladolid y Palencia se fabrican coches Renault; Comunidad Valenciana, por la Ford, y hasta Andalucía porque en Sevilla se fabrican coches eléctricos de la marca Scoobic.

La principal razón de que estas comunidades reclamen la fábrica de baterías es que los expertos consideran fundamental que se encuentre a, como máximo, 150 kilómetros de la fábrica de coches a los que van a alimentar porque son muy pesadas y su transporte sólo podría hacerse por ferrocarril. Comoquiera que la distancia entre las comunidades reclamantes es de mucho más que 150 kilómetros y que, por tanto, es imposible que esté cerca de todas ese argumento no tiene ningún valor, (a no ser que volvamos definitivamente locos a los pobres Epi y Blas).

Alguien debería advertir a quien corresponde que Extremadura no está dispuesta a que la esquilmen una vez más

Es llamativo que entre las comunidades reclamantes de esa gran fábrica de baterías no aparezca Extremadura (al menos, no ha habido pronunciamiento público de la Junta), que es precisamente la comunidad que podría exhibir una razón incontestable para radicarse en ella: es la única que cuenta con el elemento imprescindible de estas baterías: el litio. Se sobreentiende que las comunidades que reclaman la fábrica dan por hecho que el litio saldría del yacimiento de Cañaveral, el único que hasta ahora tiene visos de explotarse, lo cual nos coloca en la historia de siempre: nuestra materia prima se transforma lejos. Alguien debería advertir a quien corresponde que hasta aquí hemos llegado, que Extremadura no está dispuesta a ser esquilmada una vez más y que sin litio, sencillamente, no hay baterías.

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