
¡Y si toca! ¡Por si acaso!
Lorenzo J. Blanco Nieto
Catedrático (jubilado) de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Extremadura
Jueves, 19 de diciembre 2024, 07:39
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Lorenzo J. Blanco Nieto
Catedrático (jubilado) de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Extremadura
Jueves, 19 de diciembre 2024, 07:39
Qué pasa?», expresé mientras observaba una aglomeración de varios cientos de personas que resultó ser la cola para comprar la Lotería de Navidad en una ... administración afamada de Madrid hace ya cinco meses. Me he acordado de ello al leer que hay quien aguarda más de cinco horas de colas para comprar su décimo en el mismo lugar (HOY, 06/12/2024). Esta situación se repite cada año y numerosas personas se acercan a esta administración convencidas de que la suerte les será más propicia al comprar allí la lotería. Tienen asumido emocionalmente que la probabilidad de que le toque la lotería en este caso es mayor que si lo compraran en una administración al lado de su casa. Exhibirán su décimo como un trofeo y sus horas de colas como un triunfo. Es muy difícil, imposible diría yo, convencerles de lo inútil de su espera a pesar de su experiencia al guardar cola año tras año, sin éxito. ¡Ya me tocará y entonces no dirás nada! Asumo que las emociones condicionan nuestras decisiones absurdas racionalmente. Y modificar las emociones desde la racionalidad es muy difícil. El binomio sentimiento y razón o emoción y conocimiento no es fácil de acoplar.
Algunas veces el diálogo ha sido proponerlo como una tarea en las aulas de matemáticas. Por un momento puede argumentarse que toca mucho en esa administración porque es la que más vende y más números diferentes reparte. Pero, al rato nos dicen: «Lo ves tú mismo me das la razón al señalar que toca mucho más que en otra. En la administración de mi calle no ha tocado nunca el Gordo».
Algunos más avispados tiran de estadística para dar un cierto toque racional a la elección de los números. Así, me recuerdan que unos números han salido más que otros y que en Madrid es el sitio donde más toca la lotería de Navidad. Todo ello tiene justificación sencilla si se maneja la información de los 213 sorteos realizados hasta este año.
Sería paradójico y difícil de asumir que todos los números tienen la misma probabilidad, independientemente de donde se compren. Observando las largas colas que se forman en Madrid ante esta administración es evidente que esa convicción no la racionalizan muchos ciudadanos. Uno entre cien mil es la probabilidad de un número de salir premiado con el Gordo de este año, y lo es independientemente del lugar de adquisición.
El debate probabilidad y sentimiento es curioso. Así, por ejemplo, se rechazan los números que repiten dígitos como el «44444» o «34777», a pesar de que el Gordo ha caído en varias ocasiones en números con los tres últimos dígitos iguales. Tampoco gustan los números con muchos ceros al principio, y no digo nada de comprar el «00000», que tiene la misma probabilidad de salir que cualquier otro. En alguna ocasión he oído decir que «el cero nunca ha salido, por algo será», y se olvidan que tampoco han salido otros muchos números que están aguardando entre el uno y el 99999. También hay quien señala que ha comprado un número muy bonito y quienes son fieles a algún número. Es interesante ser fiel a algo, aunque sea a un número de lotería, pero eso no aumenta la probabilidad del premio. ¡Y si no lo compro y toca este año!
Siempre encontramos algún motivo personal para justificar la búsqueda de un número al relacionarlo con algún acontecimiento gratificante, pero esas referencias no le dan preferencia. En sentido contrario, hay quien piensa que no se debe jugar un número que tocó el año anterior, como si fuera ya un número usado. ¡Si ya es difícil que salga una vez, que salga dos veces es imposible! La realidad es que la probabilidad no varía por estas cuestiones porque los sorteos son independientes uno del otro. La pequeña historia de la lotería muestra que el Gordo se ha repetido en dos ocasiones diferentes.
Algún día podremos simular el sorteo de la lotería de Navidad simplemente con un bote de arroz y un rotulador de colores en el MECyT, analizando estas y otras situaciones similares desde la racionalidad, las emociones y el humor.
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