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Alfonso Berridi
Diplomacia y multilateralismo

Diplomacia y multilateralismo

Tribuna ·

El mundo ya no es unipolar desde la crisis de 2008, sino que se ha vuelto multipolar, ya que la emergencia de China quebró el etnocentrismo occidental, y la guerra de Ucrania ha terminado por equilibrar un poquito más la balanza militar entre Occidente y el resto del mundo, dando luz a la alianza sin límites de Rusia y China

Luis Fernando López Silva

Licenciado en Pedagogía y Máster en Periodismo Multimedia

Lunes, 25 de noviembre 2024, 23:22

Desde que estalló la guerra en Ucrania el mundo inició una pendiente de tensión geopolítica no vista desde la Guerra Fría, que se exacerbó con los ataques de Hamás a Israel y su desaforada represalia sobre el pueblo palestino, desparramando por todo el orbe una ... incertidumbre política y económica que puede desembocar en cualquier momento en una conflagración regional y escalar hacia otra guerra mundial de consecuencias apocalípticas. Desde entonces medio mundo lleva preguntándose dónde se halla la tan laureada y siempre garante de la paz, maquinaria diplomática occidental. Pues ni está ni se la espera, su gloria ha fenecido. En el pasado inmediato estos picos de tensión geopolítica quedaban latentes y retenidos bajo el paraguas de la diplomacia y el multilateralismo de la hegemonía occidental, pero esta hegemonía occidental liderada desde Estados Unidos se ha erosionado a ojos vista en las últimas dos décadas, debido a que en el mundo se han producido y se están produciendo cambios demográficos, políticos, económicos y tecnológicos muy alejados ya del mundo occidental, lo que ha obligado a Estados Unidos y sus aliados satélites a cambiar su marco estratégico de defensa, y por ende, a reorientar sus políticas exteriores hacia expresiones más unilateralistas con el fin de reducir ese desgaste de su hegemonía mundial (Ucrania, Gaza o el conflicto latente de Taiwán son botones de muestra de ese unilateralismo). Presumiblemente, es muy probable que a lo que estamos asistiendo en estos momentos sea a un cambio de era y de paradigma que va a cambiar de lugar los polos de poder actuales desde el Occidente hacia el Oriente. Y estamos ahora mismo en ese interregno en el que un viejo mundo se niega a morir y otro nuevo puja fuerte por florecer. Y entre la pataleta agónica del moribundo y el doloroso parto del aspirante al trono, el mundo sufrirá continuos terremotos geopolíticos hasta que el muerto esté bien muerto y el vivo levante su corona de laurel.

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