Hace unos días se inauguró en la Sala de Arte El Brocense una excelente exposición fotográfica de Lorenzo Lumeras. 'El Poso del Tiempo' es un ... viaje romántico, decadente y mágico por lugares abandonados. 38 fotografías, 38 ventanas abiertas a sitios sin vida que ahora vuelven a tenerla gracias a la fotografía.

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Con una belleza intemporal, chocante y lozana, transmiten paz inquietante, cruda seducción y hasta miedo, por entrar donde nadie entra.

El abandono permite que la naturaleza se tome la revancha, entrelazando raíces y enredaderas como una danza silenciosa sobre ventanas y paredes desmoronadas, reclamando su espacio entre el silencio y la destrucción. En la exposición abundan estos hábitats descontrolados, vivos y salvajes. Uno de ellos está en Aldea Moret en un antiguo edificio abandonado del Poblado Minero. Ramas frescas y verdes han trepado desde el patio hasta el interior en una seductora imagen que demuestra la capacidad de la naturaleza para resurgir en medio de la ruina. La escritora Elizabeth Gilbert ('Come, reza, ama') cuenta que la belleza necesita ser olvidada para florecer y alcanzar su plenitud.

En estos lugares huérfanos, aparece también el grafiti como un espectro de color. Algunos lo tildan de vandalismo, pero en su esencia late un pulso artístico que revitaliza lo olvidado. Vibrantes cromatismos y formas audaces irrumpen en la monotonía. No es solo pintura, es vida que se abre paso entre la desidia, es rebeldía que transforma lo inerte en vibrante.

El artista describió poéticamente su obra como «fotografiar las ausencias». Capturar lo que ya no está, pero estuvo. Cada detalle, cada pared agrietada, cada ventana rota, cada trozo de hierro corroído por el óxido, se convierten en símbolos de ausencia. Testimonio y memoria de vidas, momentos e historias que documentan la pérdida, pero también descubren belleza de lo deshabitado, capturando la poesía del silencio en medio de la imperfección y la desolación.

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Los 'urbex' (urban + exploration) que desafiamos al miedo buscando la belleza de lugares abandonados hemos sentido el síndrome de Stendhal. Yo sufrí un 'stendhalazo' en Portugal cuando descubrí en el Parque Natural de Arrábida el impresionante Palacio da Comenda. Desconocía qué había y con miedo subí una cuesta empinada hasta llegar al paraíso abandonado. Una joya del siglo XVIII, residencia de la reina María II, con vistas al mar y playa privada. De los más majestuosos de Europa, ha hospedado a la realeza europea y en 1963 a Jackie Kennedy tras el asesinato de su marido, acompañada de Truman Capote. Cinco plantas, patio con columnas de mármol y enredaderas, altos techos, múltiples baños, puertas artesanales, azulejos tradicionales, escaleras de película y una enorme cocina que evocan un pasado de esplendor y lujo. Desde sus balcones, divisé el Atlántico y la Serra do Risco. Lo recorrí fascinado con temor, pero sin problemas. Un año después volví y estaba en venta por 50 millones, finalmente fue vendido a una empresa por 16. Su rehabilitación está paralizada por problemas con el Ayuntamiento. Pero yo lo descubrí y lo disfruté antes, es lo bueno de los 'urbex'.

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