En este inicio de año (lo es aún a muchos efectos), por una razón u otra, algunos solemos revisar las series oficiales de datos. Esperamos ... ver cerradas estadísticas que permitan hacer una valoración del año que terminó, 2024. Entre las series, una de las que más me interesa es la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). Creo que no se le da suficiente importancia a esta información, absortos como estamos con el apabullante torrente economicista que nos ciega. La ECV proporciona datos comparativos sobre la distribución de ingresos y la exclusión social en el ámbito europeo. En Extremadura el Instituto de Estadística (IEEX) ofrece desagregados en diversos capítulos. Me gustaría comentar algo de esto.
1. Políticas públicas eficaces. La ECV para Extremadura ofrece buenas noticias sobre la evolución de indicadores que afectan a la calidad de vida de muchas personas, lo cual es sumamente esperanzador. El indicador que mide la pobreza (la tasa Arope) en Extremadura se situó en el 32,4% en 2024, si bien se trata de una ligera disminución respecto al 32,8% de 2023; consolida una tendencia de varios años a la baja.
También tuvo buena evolución el porcentaje de población en situación de carencia material y social severa en Extremadura, que fue del 5%. Es una mejora notable respecto año anterior, que era del al 8%. Puede decirse que el «escudo social» empieza a mostrase eficaz.
La población, que en nuestra región vivía el año pasado en hogares con baja intensidad en el trabajo, se redujo al 10,6%. También representa una ligera mejora respecto al año 2023, que era de 11,1%; e igualmente consolida una tendencia bajista.
Extremadura sigue teniendo problemas en términos de pobreza y exclusión social si se compara con la media nacional. La tasa Arope y el riesgo de pobreza son notablemente más altos en la región. Pero hemos de consignar que en los últimos años está habiendo mejoras significativas, lo que indica un avance en la reducción de las situaciones de privación más extremas.
Los niveles de pobreza, en nuestra región, son compatibles con niveles, también significativos, de igualdad socio-económica. Extremadura presenta menos desigualdad en la distribución de la renta en comparación con la media nacional (indicador «S80/S20»), confirmado con el coeficiente de Gini, que consistentemente es más bajo que la media nacional. El Gini en 2024 siguió disminuyendo, y se ha estabilizado en 28,8%, en tanto que a nivel nacional se mantuvo en 31,2%. Ello es debido a unas políticas públicas redistributivas, que se está mostrando sumamente eficaces.
2. Las dificultades económicas de los hogares en Extremadura. Pese a los avances en reducción de tasas de pobreza en la región y las posiciones favorables respecto de la igualdad económica, la ECV arroja información desasosegante sobre las condiciones de vida de muchas familias. Por ejemplo, un porcentaje importante de nuestros conciudanos, concretamente el 36,6%, no pueden permitirse ir de vacaciones. Esta limitación afecta negativamente al bienestar emocional y social, privando a las personas de momentos de descanso y recreación necesarios para una vida equilibrada. Además, la incapacidad para hacer frente a gastos imprevistos es una realidad para cuatro de cada diez extremeños. Esta situación genera gran inseguridad, ya que cualquier emergencia puede desestabilizar el presupuesto familiar y llevar a situaciones de endeudamiento. Podemos encontrar también situaciones de retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos. Muchas familias tienen grandes dificultades para llegar a fin de mes, y, a menudo, deben hacer sacrificios significativos en su calidad de vida, como reducir gastos en alimentación, salud o educación, para poder cubrir las necesidades básicas. Quienes más directamente sufren estas limitaciones y carencias son los niños y jóvenes.
3. Preocupación por la infancia y los más jóvenes. Lo que más preocupa es la situación de muchos jóvenes y niños extremeños. Diversas fuentes de indicadores de bienestar infantil en nuestra región muestran aspectos inquietantes. Son muchos los datos al respecto, permítame entresacar algunos. Por ejemplo, menos de la mitad de los niños y adolescentes en Extremadura desayunan algo más que un vaso de leche o un zumo de fruta todos los días (46,3%). Quizás por ello, solo la mitad de los niños y adolescentes (53,53%) tienen una buena percepción de su salud. En el ámbito de adicciones y consumos impropios, se constata que uno de cada cinco estudiantes de secundaria dice haber consumido cannabis en el último año. Y más de la mitad de los estudiantes de secundaria han usado cigarrillos electrónicos en el último año. Una gran mayoría de los estudiantes de secundaria, concretamente 81,1%, admite haber consumido alcohol en el último año. Otras tasas de salud mental, relacional y percepciones subjetivas son también preocupantes.
Tras las cifras hay personas concretas, realidades complejas, que a veces las propias estadísticas ocultan. No dejemos nunca que los datos camuflen lo que en realidad está ocurriendo.
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