Hay muchas formas de invadir un país, también puedes comprarlo. La frase no es mía, es de un amigo lisboeta. Vivía en un bloque de ... pisos cerca del Parque de las Nacionales, donde se celebró la Expo en 1998, es decir, era relativamente nuevo en comparación con la edad de otros barrios como Alfama o Baixa Chiado, donde las estructuras de madera recuerdan la supervivencia del terremoto de 1755. Mi amigo vivía de alquiler, pero un buen día, la inmobiliaria le dijo que su casa estaba a la venta. Un fondo de inversión chino era el nuevo dueño del edificio y, si no compraba su apartamento, lo tenía que dejar: el precio que le pedían era más de lo que costaba un chalet, me dijo. Mi amigo se fue a vivir a las afueras de Lisboa y apenas vuelve a la capital porque la siente invadida, y no solo por turistas. Ya no queda nadie de los suyos, aquejados de esa expropiación cultural que nos han vendido como progreso.
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Pienso en él cuando me entero de que Amazon ha comprado la franquicia de James Bond. En realidad, el gigante norteamericano se hizo con todas sus películas y series cuando adquirió en 2022 la MGM, sin embargo el «control creativo» de la marca lo tenían sus herederos, la familia Broccoli. Ahora, la empresa de Jeff Bezos ha dado un paso más y se ha hecho con esa parte estratégica de la saga que determina el futuro de Bond: Amazon no solo decidirá qué actor sustituirá a Daniel Craig, si será una mujer quien se meta en el papel, si lo hará un intérprete no británico, si habrá nuevas series, algún spin off o merchandising; lo que Amazon también decidirá es qué herramientas usará el espía, qué coche conducirá, cuál será la amenaza a la que se enfrentará y sobre todo el perfil de los malvados de las pelis que veremos.
Bezos es el dueño de Amazon, del periódico The Washington Post, y ahora también de la noción de superhéroe que tendremos del espía en el siguiente episodio. Bond es británico, pero hace tiempo que es un personaje universal que encarna la noción de super hombre al que se le perdona todo; su brutalidad, su chulería, su machismo o su desacato porque conduce un Aston Martin y nos protege de la extinción. Con eso y un Martini nos tumba, ¿pero cómo nos conquista? Contar historias también es una forma de invadir. Y Bond solo es un personaje de ficción, pero Putin, Trump, Netanyahu o Musk son reales, tan reales como mi amigo lisboeta. Últimamente veo a Europa en el papel de 'M', tratando de controlar al espía cuando se pasa por el arco del triunfo las reglas y el principio mismo de humanidad en sus andanzas por el mundo. Pero 'M' es ficción y ahora, además, es propiedad de Bezos, Jeff Bezos.
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