El colegio público Alba Plata de Cáceres, al que dos alumnas se han negado a entrar con mascarilla por indicación de sus padres, antes se ... llamaba La Hispanidad y en los últimos años ha registrado una transformación profunda del que el cambio de nombre actúa como símbolo. Ubicado en un barrio obrero de la capital cacereña, la expansión urbanística de la ciudad contribuyó a cambiar el perfil de su alumnado, pero sobre todo ha sido la determinación demostrada por un equipo directivo dinámico, conducido por mujeres en su mayoría y atento a las nuevas formas de aprendizaje, con especial empeño, por ejemplo, en la enseñanza de idiomas, lo que ha ido cambiando la esencia de un colegio que, finalmente, ha mudado incluso su imagen, con una importante reforma de sus instalaciones recién estrenadas en este comienzo de curso. Alba Plata tiene que ver ya muy poco con lo que fue La Hispanidad, y en este recinto escolar, una ventana abierta al mundo y una plataforma extraordinaria para que los niños y niñas comiencen a formarse y dar rienda suelta a los sueños de lo que quieren ser de mayores, es donde se ha producido esta semana un hecho (esa madre que se niega a que sus hijas acudan a clase con mascarilla), que ha logrado poner en el alambre una historia de éxito: la relación entre el sistema educativo y la propagación del covid, muy contenida en las aulas extremeñas durante el pasado curso hasta completar un año académico con pocas incidencias.
Publicidad
Es obvio que para que una sociedad funcione, sus integrantes debemos aceptar una serie de normas comunes, que no son inmutables y pueden revisarse según convenga, pero que deben hacerse cumplir mientras tanto. Desde el momento en que circulamos por una carretera, hasta cuando hacemos uso de cualquier servicio público o sacamos la entrada para un concierto, aceptamos las reglas que se nos indican. Cuando la salud de las personas está comprometida por un virus de una forma grave, resulta aún más imprescindible que se sigan las directrices que las autoridades sanitarias consideran más adecuadas, y durante el pasado curso se ha comprobado que ello puede hacerse sin que el derecho fundamental a la educación se vea comprometido de manera alguna.
Sorprende por todo ello que el caso de esta familia que se niega a que sus hijas reciban clases en el aula con mascarilla haya cogido tanto vuelo, hasta el punto de que Educación aceptara de forma implícita con sus primeras decisiones que el andamiaje que había levantado para sostener el equilibrio entre enseñanza y salud no servía, y que sus propias normas eran papel mojado: ¿qué objetivo tiene acordar que algo es obligatorio si luego acepto no hacerlo cumplir? ¿Qué sentido se le está dando entonces a la palabra obligatorio, por otro lado bastante inequívoco? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de dos alumnas hubieran sido 20 los estudiantes que deciden ir sin mascarilla, también se habría permitido su entrada? La educación, como la salud, es un derecho fundamental, pero a nadie se le está hurtando por obligarle a ir con mascarilla o con babi.
El temor que nos invade por que el prójimo pueda sentir vulnerado algunos de sus derechos, a veces autoconcedidos, nos paraliza; el confundir la empatía y la comprensión del otro con la aceptación de comportamientos basados la más de las veces en el egoísmo individual, nos lleva a observar el establecimiento de unas normas de convivencia como autoritarismo o imposición, cuando no es en absoluto así, y nos conduce hacia un liberalismo extravagante y peligroso para el resto de la sociedad (como sucede con los antivacunas, los de ahora y los de antes de la pandemia), que en su vertiente fiscal y económica tan de moda, además, genera injusticias al dejar de pensarse en el interés común. Pero eso, claro, es otra historia.
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.