«Los padres no apuntan a sus hijos en el grupo de Juan porque está tu hija», esta es la frase con la que me ... recibió mi mujer hace unos días. Tengo una hija con discapacidad y no daba crédito a lo que oía, la mayor adicción de mi hija es el fútbol, tiene 23 años, aunque siempre se quedara en sus 5 añitos, es fanática de Cristiano, del Madrid, del Benfica, de Portugal y de España, por este orden.

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A pesar de que su movilidad es bastante reducida, cada vez que le pone su madre, sus zapatos «de pico» como ella llama, con su media lengua, a las botas de tacos, se le iluminan los ojos. Tiene controlados los días de entrenamiento, martes y jueves, no hay vez que no me pregunte por el tiempo, y no sé cómo sin saber leer, cómo es posible que en su móvil consiga bajarse un programa que da el tiempo. Si pone lluvia te pregunta siempre que cuánto va a llover, porque si no hay fútbol, para ella es un día perdido, si juega, solo se quita los zapatos «de pico» justo antes de irse a dormir.

Somos de San Francisco de Olivenza, y a través de Pavón un amigo de la FMD y una amiga que adora a María (Isa un besazo) nos pusimos en contacto con ellos, y solo puedo agradecer a la fundación y a Sancho la atención que nos han prestado. Nos buscó un grupo de niños que cumplieran con el patrón de mi hija con su discapacidad y limitaciones, y evidentemente la acoplaron en el grupo de los niños más pequeños con Juan. Qué suerte, qué suerte y qué suerte, porque la ha cuidado, la ha mimado, y cuando se jugaba el partidillo al final del entrenamiento, Juan sutilmente orientaba a los demás niños a que María pudiese meter un gol. Era digno de ver cuando marcaba, mil veces me decía que quería aprender a hacer un gol de chilena, inocentemente sin ver sus limitaciones, en su mundo no las ve y para ella no las hay. Los niños que curiosamente a veces son muy crueles con las deficiencias de los demás, jamás en los pocos entrenamientos a los que asistí, vi en ellos el más mínimo rechazo. Mi gran sorpresa y el motivo de esta carta es que los padres de los futuros Messi y Ronaldo son los que, según nos dicen, preguntaban en qué grupo estaba María, y la consecuencia es que este año, en el grupo de mi hija no hay nadie, Sepan esos padres que la primera lección que deben aprender sus hijos, viene de la mano de sus padres, que es la saber que en esta sociedad hay que ayudar a quien lo necesite, cuando lo necesite, que lo sano del deporte es el compañerismo, y se lo acaban de cargar en ese afán de querer crear figuras del deporte, a costa de dejar por el camino a quien sea. Mala lección les están dando. Soy un padre indignado con esta sociedad que estamos creando. Mi hija es feliz, gracias al encomiable esfuerzo de su madre.

Nuestro más sincero agradecimiento a la FMD por el trato recibido, y a Juan que será siempre el entrenador de María.

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