Una oportunidad para hacer historia
APENAS TINTA ·
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El domingo, este periódico se hacía eco de una información publicada en el diario catalán 'La Vanguardia', en la que se informaba de que en estos momentos la carrera entre autonomías para ser sede de la gran fábrica de baterías para coches eléctricos que impulsa ... el grupo Volkswagen con participación de Iberdrola y del propio Gobierno de España, había quedado reducida a dos: la Comunidad Valenciana, que ofrece Sagunto para radicarla, y Extremadura. Esto quiere decir que desde el pasado marzo, cuando surgió la polémica sobre dónde estaría esa fábrica, se habrían caído las candidaturas de Aragón, Galicia, Castilla y León, Andalucía y la propia Cataluña, que aparecía en cabeza después de que la ministra Reyes Maroto, dijera que debería estar «cerca de Martorell» y se le rebelara media España, cada comunidad con sus argumentos.
Lo que publica 'La Vanguardia' es, sin embargo, más que el avance en el descarte de candidatos. Al quedar solo Sagunto y Extremadura, es decir, una zona industrial y bien comunicada y otra rural y mal comunicada, el dilema parece centrarse en si se le quiere dar, o no, significación a esa fábrica más allá de lo que represente desde el punto de vista industrial: si finalmente Sagunto es la elegida, la ubicación habrá sido la que parece más conviene a la industria. De hecho, 'La Vanguardia' señala que Sagunto es la candidata de Volkswagen.
Pero si es Extremadura la elegida, esa decisión sí tendrá significado. Lo tendrá en el campo de la política, porque supondrá que ha sido el Gobierno el que ha hecho valer sus argumentos ante la industria, y también en el campo de la historia, porque esa decisión supondría empezar a reparar la injusticia histórica de que Extremadura sea secularmente postergada cuando se trata de radicar en ella algo que constituya una verdadera oportunidad de progreso.
Las cosas se han puesto de tal manera en este asunto de la fábrica de baterías que el Gobierno se la juega con Extremadura. Porque se trata de un proyecto cuyas dimensiones le permiten ser esa oportunidad de progreso, toda vez que supondrá una inversión de entre 2.000 y 3.500 millones de euros, generar entre 3.000 y 5.000 empleos directos e incorporarse a la industria que va a ser puntera en el inminente futuro. Poner a Extremadura en el mapa internacional del sector del automóvil eléctrico sería trazar una raya en el siglo. El Gobierno se la juega también porque, aunque de cara al exterior siempre dirá que la decisión final corresponde a la industria, será muy difícil de entender en Extremadura si su opinión no resulta decisiva a pesar de que es socio del consorcio de la fábrica y de que del Gobierno dependen los fondos europeos, cuya aportación sí es verdaderamente decisiva. Tanto que sin ellos no podría existir este proyecto. En este caso, además, cuando la materia esencial de las baterías, el litio, está aquí. Extremadura no debería soportar nunca más ser la suministradora de la materia prima para que otros saquen de ella el beneficio que se nos niega aquí. El Gobierno debería tener claro que tiene la oportunidad de hacer historia.
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