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Dirigentes del PP siguen la intervención el martes de María Guardiola en la Asamblea de Extremadura tras el fracaso del pacto con Vox. J.M. Romero
Análisis

El 'Sálvame' de Extremadura

María Guardiola está en apuros porque sus militantes tienen una sola prioridad en la región: expulsar al PSOE del gobierno de la Junta

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 25 de junio 2023, 07:53

Extremadura se ha quedado atrapada en el tablero de la política nacional. El próximo gobierno extremeño ha pasado a depender de estrategias diseñadas para lograr ... la Moncloa. El 23-J ha reforzado este comportamiento y su resultado marcará también el desenlace de lo que suceda en la comunidad. Si las elecciones del 28-M ya se votaron en clave nacional, quitar el nudo de la política extremeña dependerá de lo que más convenga en las elecciones generales a los partidos que ahora mismo pueden decidir en Extremadura, PP y Vox.

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Los políticos que han intentado marcar criterio propio, dar un barniz extremeño, son los que peor se encuentran. A Guillermo Fernández Vara le perjudicó la clave nacional en la que se votó. El ensimismamiento del PSOE extremeño permitió que así fuera, con su largo desfile de ministros y ministras en una estrategia equivocada. Y María Guardiola se ha topado con la incomprensión de su partido, que empieza a temer que sus reiteradas calabazas a Vox les pueda perjudicar el 23-J. De nuevo la clave nacional sobre la extremeña.

Guardiola está hoy en apuros porque sus militantes no entienden que aquí no se pueda hacer lo mismo que ven en otras comunidades. Para ellos, la prioridad única es expulsar al PSOE del gobierno extremeño y el 28-M les dejó un camino marcado para lograrlo. El rápido acuerdo de la Comunidad Valenciana fortaleció a Vox y perjudicó la idea de la líder extremeña de no incluirlos en su ejecutivo.

PP y Vox repiten lo mismo desde el 28-M sin escuchar al otro, en la idea de que se saldrán con la suya

A partir de ahí, donde unos ven coherencia y mantenimiento de la palabra dada, lo que ha convertido en estrella política a Guardiola, otros interpretan inflexibilidad y soberbia. Lo malo para ella es que entre sus seguidores se empieza a pensar más en lo segundo que en lo primero, y comprobar que el PSOE vuelve a tener la Presidencia de la Asamblea es algo para lo que no estaban preparados tras la euforia lógica del 28 de mayo.

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La imposición de la estrategia nacional le hizo a Vox quedarse sin presidente del Parlamento extremeño. Sus dirigentes regionales apenas tienen autonomía para descolgar su propio teléfono; que tomen decisiones autónomas de un mínimo calado es por tanto una utopía.

La política extremeña se ha convertido de este modo en un 'Sálvame', donde cada uno repite sin cesar la frase que le ha tocado defender o incluso aquella en la que cree, pero sin escuchar al otro, pensando que si lo dice muchas veces y cada vez más alto acabará por conseguir que le hagan caso. No hay más objetivo que salirse con la suya. Lo de la mano tendida se ha convertido, en fin, en un meme.

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En este país ya hemos ido a repeticiones electorales. De diciembre del 2015 a junio del 2016; de abril del 2019 a noviembre de ese año. Votar nunca es malo, pero debe haber buenas razones, no cálculos partidistas. A lo mejor Guardiola piensa que en unas segundas elecciones arrasaría tras un 23-J victorioso de Feijóo y las dudas del PSOE extremeño sobre su candidato, pero esa es también una estrategia arriesgada. Tal y como se están desarrollando los acontecimientos, lo que se demostraría si volvemos a las urnas es que la política ya no es el arte de lo posible, pues apenas se ha negociado, sino de lo que más conviene.

El 23-J puede aclarar el escenario de Extremadura simplemente porque cambiará el foco de atención. Un resultado flojo de Vox puede hacerles desistir de entrar en el gobierno de María Guardiola, pero uno bueno también puede llevar a Santiago Abascal a que relegue la importancia de Extremadura en su estrategia nacional y dejar hacer por fin a sus dirigentes locales. La región ya no será tan interesante si tiene otros botines mayores. Es la única manera de evitar de nuevo las urnas: que Vox renuncie a entrar en el Consejo de Gobierno de Mérida; eso, o que cambie quien les dice no en el PP.

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