¿Qué ha pasado hoy, 13 de febrero, en Extremadura?
El rector y la presidenta de la Junta en la visita a las instalaciones fotovoltaicas de la UEx. C.M.
Opinión

La universidad que viene

No se trata de apoyar o negar sin más las iniciativas privadas, sino de examinar las que vienen a sumar al desarrollo regional

Pablo Calvo

Badajoz

Domingo, 1 de septiembre 2024, 08:40

La Junta de Extremadura ha iniciado este verano la tramitación de hasta cuatro universidades privadas. Se trata todavía de unos primeros pasos, un proceso incipiente ... que es probable que no llegue a su término en el caso de las cuatro iniciativas. No es la primera vez, por otra parte, que hasta la mesa de la Junta han llegado propuestas de implantación de universidades privadas que hasta ahora han muerto por sí mismas, o fueron rechazadas por falta de solidez. Extremadura es, junto a Baleares, Asturias y Castilla-La Mancha, una de las cuatro comunidades que no alberga ninguna universidad privada, sector que ha ido creciendo en facultades y alumnos durante los últimos años en nuestro país, y que ya supera incluso a la universidad pública en estudiantes que cursan másteres, que es una de las partes más apetecibles del negocio.

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La Universidad de Extremadura, que el pasado año cumplió su medio siglo de vida, ya ha presentado alegaciones a la implantación de estas universidades, y más que por ver amenazada su hegemonía, lo ha hecho, según ha explicado en estas páginas el rector, Pedro Fernández Salguero, por el temor a que a estas instituciones no se les exijan los criterios de calidad y el nivel docente y científico al que sí está obligados ellos por su carácter publico. Es decir, que si se trata de competir, se haga en igualdad de condiciones.

Es un buen motivo, lo mismo que alguna asociación de empresarios extremeños, que ve con buenos ojos la llegada de las universidades privadas a la comunidad, ha precisado que para recibir el visto bueno se les debería exigir dos cosas: calidad en sus enseñanzas y un catálogo de estudios que aporte novedades al de la UEx, para que además den respuesta a las necesidades del futuro mercado laboral. Es decir, que formen bien a los trabajadores que van a necesitar.

Son peticiones muy sensatas que operan bien en un campo teórico, y que saludan a las futuras universidades privadas sobre todo como complemento a lo que ya ofrece en este caso la UEx a los jóvenes.

Se puede desandar el camino si se facilita de algún modo la descapitalización de la UEx

Como las propuestas apenas conocidas todavía se encuentran en una fase muy inicial, es difícil saber si será así, o si, por el contrario, las futuras facultades privadas se convertirán en simple competencia y pelearán por el mermado mercado demográfico de estudiantes universitarios extremeños.

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Lo que sí sabemos es que la Universidad de Extremadura, aunque opera en solitario en la región, ya tiene competencia desde el momento que se implantó el distrito único, constituida por el resto de universidades existentes. La posibilidad de que los jóvenes extremeños se marchen a estudiar a Sevilla, Salamanca o Madrid, por ejemplo, sin olvidar la opción online, es real y ya constituye, o debería ser así, un acicate fundamental para la mejora constante de la UEx que, por supuesto, tiene su historial de carencias.

Y, sobre todo, de lo que somos conscientes es de que se han invertido muchos recursos en la Universidad de Extremadura a lo largo de estos más de 50 años, principalmente desde la etapa autonómica, para conseguir tener una institución que ha contribuido como ninguna otra al progreso de esta comunidad, de sus ciudadanos y de sus empresas a través de la formación y la investigación aplicada, y, por tanto, estaríamos jugando con fuego y desandando el camino recorrido sí ahora se facilita de algún modo su descapitalización.

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Por lo demás, es conocido que en España hay universidades privadas de prestigio y de alto nivel de exigencia académica, y otras, en cambio, que devalúan el concepto convertidas en ventanillas expendedoras de títulos. No se trata, pues, de apoyarlas o negarlas solo en función de su apellido, pero sí se trata de examinar con rigor y atendiendo a las necesidades reales de los extremeños qué propuestas son las que vienen de verdad a sumar a nuestro desarrollo.

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