¿Qué ha pasado hoy, 18 de febrero, en Extremadura?
El consejero de Vox, Ignacio Higuero, saluda a la presidenta de la Junta, María Guardiola, el pasado jueves en la Asamblea. J. Cintas
Opinión

Vox cambia el paso

La personalidad del partido de Abascal se ha diluido a ojos de los votantes y su reacción ha sido ponérselo más difícil al PP, también en Extremadura

Pablo Calvo

Badajoz

Sábado, 15 de junio 2024, 23:01

Las elecciones europeas del pasado domingo han agitado el tablero de la política regional más de lo que cabía esperar para una convocatoria que moviliza ... poco al ciudadano. Y lo ha hecho, además, en sentido contrario al que podría pensarse tras su resultado: el triunfo del PP en Extremadura, por primera vez en unas europeas y tras muchas citas seguidas en las urnas detrás del PSOE en la región. El caso es que el ambiente político de inicio de semana no guarda relación con la forma cómo se ha cerrado: PP y Vox, las dos fuerzas que subieron el 9-J y socios de gobierno en la Junta, tirándose los trastos a la cabeza y más distanciados que nunca.

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El partido de Abascal ha mejorado sus resultados respecto a las autonómicas, pero se ha quedado muy por debajo del que obtuvo en Extremadura el 23-J. Mientras, la nueva formación de Alvise Pérez, Se acabó la fiesta, ha logrado casi 15.000 votos extremeños, de los que la mitad, según la demoscopia, fueron la última vez a Vox (el 20%, al PP).

La personalidad de Vox, tras su llegada a la institucionalidad de los gobiernos, parece diluirse a ojos de los votantes, hasta el punto que le ha salido un competidor más extremo; la reacción inmediata de la dirección nacional ha sido ordenar a sus territorios que endurezcan sus posiciones respecto al PP. «Haremos valer cada uno de nuestros votos», enfatizó el jueves la concejala en Cáceres Raquel Mirat, después de tumbarle al alcalde popular su plan de inversiones. A la misma hora, en la Asamblea, los diputados voxistas se esforzaban en marcar distancias con el PP un día después de que le dieran el aviso más serio de lo que llevamos de legislatura: o se hacen los regadíos de Tierra de Barros con dinero propio si hace falta, es decir, se le da peso a la pequeña parcela que maneja Vox, o le harán sudar su apoyo a Guardiola, que necesita de sus cinco escaños para gobernar.

La inesperada pelea entre los socios de gobierno de la Junta ha solapado el revolcón sufrido por el PSOE en las elecciones europeas

Europa ha cambiado el paso de las relaciones políticas en la región porque los resultados del domingo han confirmado lo que ya se dejaba ver: la complacencia de Vox con el PP en Extremadura, sea por demérito propio hasta ahora o por habilidad de Guardiola, solo puede conducir a su irrelevancia en la política regional.

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Como ambos partidos aún se necesitan mutuamente, es probable que pasada la resaca electoral y marcado territorio, los desencuentros de hoy queden reducidos a fuegos de artificio, pero todo deja su huella. Con estos comportamientos se siembra el germen de la desconfianza y se alienta la posibilidad de que la legislatura no se agote si el PP considera que puede volar solo. Su resultado el 9-J todavía no le garantizaría una mayoría absoluta, pero supone un punto de inflexión en su relación con el electorado extremeño, que parece interiorizar cada vez más el cambio de ciclo político.

Considerar al actual gobierno de la Junta un paréntesis o un accidente electoral es un error que puede cometer el PSOE

En este sentido, el PSOE extremeño tiene motivos para la reflexión. Aunque, como decíamos, la semana se haya cerrado mejor de lo esperado para ellos, con una inesperada sensación de fragilidad en el gobierno de la Junta, el revolcón del domingo en las urnas fue importante. La derrota socialista en las principales localidades, incluida Villanueva de la Serena, feudo de Gallardo, con su especial simbolismo, debe hacer ver al nuevo secretario general del PSOE extremeño que considerar al actual gobierno de la Junta como un mero paréntesis o un simple accidente electoral es un error. Y echar toda la culpa a Sánchez y la amnistía es probable que no resulte suficiente para volver a ganar, más todavía si el otro Sánchez, David, y la investigación judicial sobre su trabajo en la Diputación de Badajoz se complicara.

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La reacción de desafiar a Guardiola a que adelante elecciones autonómicas tras el batacazo del 9-J tiene valor como arranque de orgullo en un intento de levantar el ánimo de la militancia y unir al partido, que le hace falta. Pero cuidado con lo que se desea porque a veces se puede convertir en realidad.

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