![Elvas](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/12/09/Elvas-RLf4qWJOUIDfaap6OvHMDhO-1200x840@Hoy.jpg)
Elvas
Un pájaro en mi ventana ·
Pilar López Ávila
Lunes, 9 de diciembre 2024, 23:01
Secciones
Servicios
Destacamos
Un pájaro en mi ventana ·
Pilar López Ávila
Lunes, 9 de diciembre 2024, 23:01
Lo que más me sorprendía, cuando nos íbamos acercando a la frontera, era observar cómo el paisaje, siendo el mismo, me parecía diferente. Comenzaba entonces la incertidumbre: si alguno de los adultos había olvidado su DNI, tendríamos que dar media vuelta. Pero pasada la alfandega, ... los guardinhas quedaban atrás bajo nuestras miradas aliviadas y en el horizonte se vislumbraba la silueta elevada de la ciudad de Elvas. A la altura de lo que era el Pagapouco y hacia el norte, veíamos el Forte da Nossa Senhora da Graça, en la cima de un empinado cerro; y enseguida, hacia la izquierda y también en lugar elevado, el Forte de Santa Luzía, hoy en día museo militar, recuerdo de contiendas fronterizas. Pasada la rotonda del bombero voluntario, asomaban los arcos del Acueducto da Amoreira, Monumento Nacional desde 1910 que, con sus 8,5 kilómetros y más de 800 arcadas, es considerado el mayor acueducto de la península ibérica.
Ir a Elvas era toda una aventura. Han cambiado muchas cosas desde aquellos tiempos en los que aún existía el paso fronterizo que el río Caia, de forma natural, establece entre España y Portugal. En la misma frontera había edificios habitados y en uso que aún permanecen en su sitio, como fantasmas de un pasado que no queda tan lejano. Porque antes de que las políticas de la Comunidad Económica Europea transformasen ese mundo que conocimos, íbamos a Elvas a comprar las cuberterías de plata, las toallas y el café, la vajilla y las copas de cristal, la aceitera y los paños de cocina, para el ajuar. Y un 'galo' de Barcelos que se ponía de color rosa cuando llovía.
Hoy en día seguimos yendo a Elvas a pasear por sus calles limpias y bien arregladas, que para eso los portugueses han sido siempre muy cuidadosos. Y a comer, antes de las dos, hora portuguesa, al restaurante El Cristo. Porque llegar a las dos menos cuarto supone elegir mesa, pero pasadas las dos hay que esperar en la puerta a que haya alguna disponible. Tras los cristales de las enormes peceras que se exhiben nada más entrar en el restaurante, los carabineros y las zapateiras vivas aguardan su destino. Es costumbre, antes de empezar a comer, tomar aperitivos de aceitunas y pan con mantequilla o queso. La merluza al vapor es exquisita. Y de postre, molotov que se deshace en la boca o cericaia servida con ciruelas verdes pasas en almíbar.
A la salida aguarda el inmenso mural de azulejos manuelinos de cerámica sobre la fuente, la igreja do Sr. Jesus da Piedade y el parque donde aún florecen las glicinias junto al pequeño lago.
En estos tiempos son los elvenses los que se desplazan para ir de compras a Badajoz. Estarán sorprendidos de lo mucho que se nombra a Elvas últimamente en nuestros medios de comunicación. La hermosa y tranquila Elvas en su atalaya, la de portugueses y españoles atravesando una frontera inexistente que solo pervive en el recuerdo de aquellos que la cruzamos alguna vez en el camino de nuestra vida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.