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La Diputación de Badajoz ha cesado esta semana al jefe de servicio de Gestión de Recursos Humanos por su actuación como presidente de un tribunal ... en la oposición de trece plazas de administrativo. La denuncia de CSIF y el resto de documentación ya está en la Fiscalía.
El 27 de febrero nos desayunamos con la detención de cinco personas por la filtración de una pregunta de una oposición de bomberos en la misma Diputación de Badajoz.
CSIF denunció hace unas semanas que el secretario elegido para el tribunal de una plaza de ingeniero corresponde a una categoría laboral distinta a la que debería. Tras las primeras dudas expresadas por el sindicato, la institución cambió el reglamento en ese punto de los secretarios, con lo que CSIF entiende que reconocen su error y demuestra que hay tribunales que se han compuesto irregularmente.
Dos de los tres asuntos están en manos de los juzgados, donde determinarán cuáles son los errores y responsabilidades de que puedan acarrear estos hechos. La línea entre el compadreo y la corrupción es muy delgada. Con los jueces saldremos de dudas.
Parece que el presidente de la institución, Miguel Ángel Gallardo, tiene que poner orden en el área de recursos humanos si no quiere que se asiente la idea de que bajo su mandato es fácil lograr una plaza en la Diputación para toda la vida. Solo hay que tener suerte y contactos para poder abrir la puerta de atrás y sortear el principio de la igualdad de oportunidades. De confirmarse los chanchullos, sabremos que no todos los pacenses somos iguales ante la institución que preside.
Apartar al jefe de gestión de recursos humanos de su responsabilidad como ha hecho Gallardo esta semana, parece una buena decisión, aunque muchos se pregunten si el cesado es un cabeza de turco o realmente responsable de lo ocurrido. Quizás solo esté siguiendo un proceder habitual en ciertas instituciones.
Estas tres denuncias no son las primeras que se oyen en la región y a buen seguro que no serán las últimas. Pero en estos momentos de incertidumbre económica, empobrecimiento generalizado y trabajos mal pagados, clama al cielo que se extienda la duda en el sistema de contratación de las administraciones.
Las sombras planean en un pésimo momento para el bolsillo y las ilusiones laborales de todos. Si alguna vez soñamos con tener una gigafactoría que impulsara el empleo privado de calidad, hoy Volkswagen nos ha dado la espalda. No sabemos nada de la fábrica de baterías de litio en la plataforma logística y los diamantes de Di Caprio en Trujillo penden de las ayudas públicas del Perte de los microchips.
Con este cuadro de desarrollo industrial regional, las instituciones deben ser aún más exquisitas que nunca en la contratación de sus empleados.
Más ahora que Europa obliga a reducir la temporalidad en las administraciones y la Diputación convocará este año 286 plazas para hacer fijos a los interinos. Aquellas plazas que lleven cubiertas por las mismas personas desde antes de 2016 se otorgarán sin oposición. Así que si hubo alguno que en su día entró por amistad, ahora le ha tocado el Euromillón con un puesto indefinido de ocho a tres y complementos salariales denostados en muchas empresas privadas.
Extremadura en general y la Diputación de Badajoz en particular deberían tomarse este asunto de las oposiciones con más cuidado, extremar la vigilancia y asegurar a todos los ciudadanos que no usan las instituciones como coladero de los suyos y granero de votos. Ya se sabe que, aunque en la Diputación no se vote, las urnas se instalan en todos los pueblos. Y de ahí sale la corporación y su presidente.
En tiempos como los que vivimos y en tierras como las que pisamos, no hay nada comparable al poderío de enchufar a quien uno quiera.
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