![Políticos valientes, el camino está abierto](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202110/05/media/cortadas/OP-TINOCO-db-vva-kyNF--1248x770@Hoy.jpg)
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Me ha llamado la atención que el adjetivo más común que han utilizado quienes, desde posiciones políticas o no, han expresado su opinión sobre el proyecto de unión entre Don Benito y Villanueva haya sido el de valiente. Desde este periódico, que fue la primera ... institución social que se pronunció sobre el asunto con su editorial del 15 de septiembre, el mismo día en que José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo anunciaron el proyecto y que lo tituló precisamente 'Una apuesta valiente y ganadora', hasta José Ramón Alonso de la Torre en la contraportada de HOY del pasado viernes, que hablando del nombre de la futura ciudad señalaba que «este proyecto de unión es un ejemplo de la Extremadura que será, la que es valiente y toma medidas arriesgadas...». En medio de esos dos pronunciamientos, portavoces políticos, económicos, sindicales, de colectivos sociales y hasta deportivos han coincidido en destacar la valentía de esta iniciativa.
También me ha llamado la atención la alusión a la valentía porque no es una palabra que forme parte del universo semántico de la política de nuestra región o de nuestro país (sí, en cambio, sus antónimos: miedoso y, sobre todo, cobarde, que con frecuencia se espetan los políticos unos a otros), y comoquiera que valentía significa «determinación para enfrentarse a situaciones arriesgadas o difíciles» no está sola porque, para no ser tenida por temeridad, va unida a otras virtudes como la generosidad, que es «obrar con magnanimidad y nobleza de ánimo».
Es de notar que las reacciones habidas a la futura unión no se han centrado en las ventajas económicas, que son precisamente las que le dan sentido. Por ejemplo, el hecho de que la futura ciudad pase a ser la segunda de Extremadura en Producto Interior Bruto, desplazando a Cáceres según el estudio llevado a cabo por la Universidad de Extremadura, no ha suscitado apenas comentarios. Ni siquiera en Cáceres, donde habrá vecinos –yo sería uno, si viviera en ella– a los que no les estará gustando que sus autoridades no hayan dicho hasta el momento esta boca es mía sobre qué pueden hacer para evitar esa pérdida de posición dentro de la región.
La conclusión que saco de todo esto es que los extremeños estamos observando la unión de Don Benito y Villanueva más como un fenómeno épico que económico, más como una tarea de héroes que como un empleo de gestores, de ahí que destaquemos la valentía y generosidad de sus impulsores por encima de los buenos resultados que le auguran los analistas. Yo encuentro en esto un aspecto positivo más porque, visto así, el asunto encierra también una enseñanza moral que de otro modo no tendría y de la que deberíamos sacar provecho. ¿Significa que la unión de Don Benito y Villanueva va a inaugurar una manera de hacer política en Extremadura alentada por la valentía y la generosidad? ¿Significa este proyecto «un ejemplo de la Extremadura que será», como señala Alonso de la Torre en la contraportada del último viernes, tal vez con demasiado optimismo? Ojalá. El camino, al menos, está abierto.
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