El recurso a los aranceles como chantaje disruptivo generalizado por parte de Donald Trump, tras la sistémica renuencia de China a atender a pautas comerciales ... globalizadas, llevó ayer a la Unión Europea a enunciar una política de 'protección' –por qué no admitirlo– de nuestra industria de automoción. Movilizar hasta 1.800 millones de euros en inversión para baterías destinadas a vehículos eléctricos, relajar en el tiempo las exigencias en descarbonización, e incentivar la compra de esos automóviles por parte de los ciudadanos europeos. La industria del sector recibió ayer la noticia como una puerta abierta a la continuidad de un programa todavía inédito. En la confianza de que se mantenga vigente mientras las turbulencias generadas por la Casa Blanca de Trump sigan tensionando el mercado. Es el mensaje que Bruselas evitó transmitir ayer, para no contribuir verbalmente a la escalada en la que se obstina en acomodarse el nuevo presidente estadounidense. Pero que ha de verse implícito en el anuncio de Ursula von der Leyen. Solo que deberá trasladarse a cuantos sectores de la economía y de la industria resulten afectados por una guerra comercial que parece más que un ardid negociador por parte de Donald Trump.
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