Cuando el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba decidió instaurar el sistema de primarias para elegir a sus secretarías generales, con el famoso aforismo de «un militante, un voto», hubo varios líderes históricos del partido que auguraron el fin de esta organización centenaria, personas que habían ... gestionado con tantos éxitos durante la década de los 80 y los 90. Y fue en el Congreso Federal donde se decidió incluir en los estatutos una consulta universal en caso de que el Partido Socialista tuviera que pactar con algún partido para poder gobernar en coalición.
Publicidad
Durante estos días, toda la militancia socialista está llamada a votar a favor o en contra de un gobierno de coalición progresista y los posibles pactos con otros partidos políticos. Bien sirva esta consulta para que algunos líderes históricos comulguen, por fin, con el sistema de primarias, aunque sea para pedir el voto en contra a la coalición de progreso.
Las bases del PSOE de Extremadura son firmes en sus acciones y en sus decisiones, como lo fueron en el año 1986 cuando trabajaron para convencer a la ciudadanía de que la permanencia en la OTAN era lo mejor para nuestro país a pesar de haber prometido previamente que si ganaba el PSOE nos saldríamos del Tratado Internacional; son igual de consecuentes que cuando se montaron en un autobús durante 10 horas para ir a despedir a los compañeros Pepe Barrionuevo y Rafael Vera ante su entrada en la cárcel de Guadalajara. Es decir, son las mismas bases que siempre ha confiado fielmente en las decisiones complejas que se han tomado en la dirección del partido en el que militan.
Esa militancia fiel está, en este momento, asustada y temerosa de que este país sea coliderado por una ultraderecha revanchista y amenazadora. La opinión de los históricos es siempre digna de respetar, pero que se respete no quiere decir que se comparta.
Publicidad
Para quienes no hayan percibido aún el peso de la realidad, el futuro inmediato de nuestro país en medio de una grave crisis internacional de dimensiones aún no calibradas se debate entre dos fórmulas posibles: una coalición entre PSOE y Sumar o una coalición entre el PP y VOX. Ésta última ya sabemos en Extremadura lo que depara: recortes de los servicios públicos, privilegios para los que más tienen, deshumanización de las personas migrantes, negación de la violencia de género o frenazo a los proyectos de futuro llamados a generar empleo, riqueza, prosperidad y más igualdad.
Ha habido algún exdirigente socialista que, sin ningún tipo de complejo, ha apostado por una tercera vía, un gobierno PP-PSOE. No estaría de más recordarle que en el año 2016, cuando los socialistas se abrieron en canal para facilitarle el gobierno al Partido Popular, la recompensa del PP fue pedir un año después de la investidura la comparecencia de Pedro Sánchez en una comisión de investigación «esperpéntica» sobre financiación de los partidos políticos, una cortina de humo para tapar lo que se le venía encima con la Gürtel, Púnica y demás tramas.
Publicidad
'Felones', 'golpistas', 'gobierno ilegítimo' o 'amigos de terroristas' son algunos de los sustantivos con los que se han dirigido desde la derecha al Gobierno de Pedro Sánchez. La paralización por parte del PP de Feijóo de la renovación del poder judicial es la mejor prueba de ante qué derecha nos enfrentamos en este país, una sola derecha ultra, con dos brazos: la ultracatólica y la ultraliberal. Frente a eso, las fuerzas de izquierda presentan una alternativa con el único objetivo de construir y no destruir, de facilitar la convivencia y no de obstaculizarla, de tender puentes y no de destruirlos.
En un momento de reivindicación de la Constitución Española, quisiera también recordar el espíritu de la Constitución europea, en cuyo preámbulo dice: «En la certeza de que los pueblos de Europa, sin dejar de sentirse orgullosos de su identidad y de su historia nacional, están resueltos a superar sus antiguas divisiones y, cada vez más estrechamente unidos, a forjar un destino común».
Publicidad
Este país ha tenido varios hitos de avance históricos durante la democracia, todos ellos han partido del anhelo de paz y convivencia: la legalización de los partidos políticos por parte del presidente Adolfo Suárez, las negociaciones de paz con ETA por parte de tres presidentes del Gobierno o el indulto a los golpistas del 23-F por parte del gobierno de Felipe González. Todos estos momentos cruciales en la historia de este país han sido vitales para mejorar la vida de los españoles y, sobre todo, para garantizar un futuro pacífico y próspero. En todos esos momentos, los gobernantes sintieron el peso de la soledad en sus decisiones, y el silencio hostil de una parte de la ciudadanía, pero el tiempo avaló esas valientes apuestas y asentó los pilares de la Constitución y la democracia.
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.