
Fe y tradición
Rafaela Cano
Sábado, 12 de abril 2025, 08:06
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Rafaela Cano
Sábado, 12 de abril 2025, 08:06
En 1917 se reeditó 'Campos de Castilla' de Antonio Machado (1875-1939). Entre los cincuenta y seis poemas que conformaban la nueva edición estaba 'La ... saeta' una breve composición que el poeta sevillano dedicaba a la Semana Santa de la ciudad que lo vio nacer.
Ante el Cristo de los Gitanos crucificado (en realidad esta imagen es un nazareno cargando con la cruz) y desde una personalísima religiosidad, Machado reflexiona acerca de esa fe del pueblo creyente que adora una imagen sufriente y clavada en una cruz, de la que él se aleja y a la que se niega a cantar. Prefiere a ese otro Jesús hombre, vivo, que acompañaba a sus apóstoles en la pesca, ese Jesús cercano y hombre bueno, al «que anduvo en la mar».
Cincuenta años más tarde un joven Juan Manuel Serrat le ponía música al poema convirtiéndolo en uno de los discos más vendidos de su larga carrera profesional.
Pero no sería hasta la década de los ochenta en que la música del cantante catalán se adaptara y adoptara la forma de marcha religiosa con que la escuchamos hoy en las procesiones creyendo honrar a ese Cristo crucificado y doliente cuando Machado reivindicaba en el poema lo contrario.
Mañana Domingo de Ramos dará comienzo la Semana Santa y nuestras ciudades y pueblos ultiman los detalles para sacar en procesión las imágenes guardadas durante todo el año en iglesias y conventos, en lo que es una de las mayores tradiciones y de más arraigo entre los españoles.
Hubo unos años, siendo yo adolescente, en que se quiso imprimir un carácter laico a estas vacaciones escolares, llamándolas vacaciones de primavera o semana blanca, pero la tradición y la costumbre se impusieron y nuestros gobernantes no tuvieron más remedio que rendirse a la evidencia.
Y es que la fe de nuestros mayores, en palabras machadianas, y la tradición están tan arraigadas en la sociedad que nos cuesta separar una de la otra, confundiendo o mezclando a veces ambas.
Se cuenta que en el entierro del líder anarquista Buenaventura Durruti sonó 'Amargura', la famosa marcha procesional sevillana.
Y es que no importa si somos creyentes, ateos o agnósticos. En los próximos días cuando desfilemos como nazarenos, acompañemos a los pasos o simplemente veamos desfilar las procesiones estaremos honrando la fe de nuestros antepasados, la nuestra propia o simplemente siguiendo la tradición. Y admiraremos las imágenes convertidas, a veces, en verdaderas obras de arte salidas de las manos de Salcillo, Berruguete o Juan de Juni o realizadas a imitación de la Piedad de Miguel Ángel.
En estas fechas en las que las playas se abarrotan o el turismo gastronómico se impone, la Semana Santa pervive y no ha perdido su esencia ni atractivo. Así, mañana en todo el país de norte a sur las imágenes procesionarán y lo harán desde la majestuosidad y barroquismo de Andalucía a la sobriedad y recogimiento de Castilla.
En los próximos días cuando presenciemos el paso de Jesús clavado en una cruz, quizás escuchemos a un espontáneo desde lo alto de un balcón cantar el poema machadiano o a la banda de tambores y trompetas interpretando la música de Serrat dedicada a ese Jesús crucificado y sangrante al que Machado no quería ni podía cantar, pero que nuestra tradición ha convertido en la marcha procesional por excelencia.
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