¿Qué ha pasado hoy, 7 de febrero, en Extremadura?

Rodrigo, el hijo mayor de Gabriel García Márquez firma el libro 'Gabo y Mercedes: una despedida', donde repasa las últimas semanas de su padre antes de morir, en abril de 2014, y las de su madre, que falleció en agosto del pasado año. Según apunta ... César Coca, el pequeño volumen (112 páginas) incluye detalles que producen desasosiego: entre ellos, el trance de ponerle al escritor ya fallecido la dentadura postiza; sin obviar pormenores que rozan el surrealismo: la máquina que movía el féretro en el horno crematorio se atascó a mitad de recorrido y hubo que repararla para continuar con la incineración. Enseguida nos asalta la etiqueta clásica: realismo mágico.

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Supongo que es la mejor manera de homenajear a quien fue si no el fundador, sí uno de los principales defensores de esa estirpe: la de una realidad donde lo inaudito, lo extraordinario, lo poético, salpica y tiñe continuamente a lo cotidiano. El propio Rodrigo García lo explica en sus conversaciones con los periodistas. Sin renunciar a cierta contención en la emotividad, en más de una ocasión se pone el foco en los aspectos maravillosos que pueblan el universo del Nobel colombiano. Por ejemplo, revelar que la música que la familia puso a todo volumen durante los últimos días del escritor –para que se oyera desde la calle– fue una sucesión de vallenatos. O que García Márquez murió un Jueves Santo, igual que Úrsula Iguarán. Y si al morir Úrsula los pájaros se estrellaban contra las paredes, aquel Jueves Santo de 2014 un ave, desorientada, se estrelló contra el cristal de una ventana y fue a caer en la butaca favorita del escritor. La ficción imbricándose con la realidad.

Historias que recuerdan el episodio en que José Arcadio Buendía exploró la región, incluso el fondo del río, con los lingotes de hierro del gitano Melquíades y lo único que encontró fue una armadura del siglo XV con un esqueleto calcificado «que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer». Me parece que esas quince palabras entrecomilladas constituyen por sí solas una narración fabulosa. De realismo mágico o como quiera denominarse.

Se pone el foco en los aspectos maravillosos que pueblan el universo del Nobel colombiano, como que García Márquez murió un Jueves Santo, igual que Úrsula Iguarán

Seguramente este librito es una buena confirmación de que en literatura aparte de talento es precisa la técnica, y Rodrigo García no pudo tener mejor maestro en la materia. Por eso los últimos momentos de 'Gabo y Mercedes' son también una crónica elaborada con el mismo propósito por el que García Márquez confesaba que se había hecho escritor: «Para que mis amigos me quieran más».

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Aprovechando la presentación del libro Rodrigo García Barcha confirmó que 'Cien años de soledad' se convertirá en una serie de dos temporadas en Netflix. Su padre rechazó siempre su adaptación al cine porque no creía que pudiera hacerse una película de varias horas sobre esa novela, aunque él mismo dio el vio visto bueno indirectamente: «Cuando yo no esté, ustedes hagan lo que quieran».

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