
Carnestolendas
Héroes y tumbas ·
Salvador Calvo Muñoz
Martes, 11 de marzo 2025, 23:00
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Héroes y tumbas ·
Salvador Calvo Muñoz
Martes, 11 de marzo 2025, 23:00
Apenas adolescente, un amigo de infancia y servidor nos equipamos con inocentes atuendos que imitaban el aparejo de los vaqueros del 'far west'. Creo que ... fue la primera vez en que me disfracé en unos carnavales. ¿Quién dice que en aquellos años de la «feroz dictadura» no había carnavales? En los 60, en mi pueblo, y en todos los pueblos, el que quería se disfrazaba de lo que le daba la real gana. Eran las fiestas de 'Antruejo', hermosa palabra que nos llegó del latín 'inter oculos', gesto, mueca, máscara, chirigota. El que no sepa evolución morfológica que pregunte. En fin, pasó la vida. Con la llegada del nuevo régimen, la democracia, en los 80 hubo una eclosión carnavalesca. Una vez, la única, me tercié la capa pañosa de mi abuelo, una máscara, un sombrero negro y me uní a la fiesta carnavalera que se celebraba en algún lugar del Monte de Casar. No recuerdo más que un idiota dijo algún inconveniente y me sujetaron porque me disponía a romperle los dientes. Olvidamos el incidente y se acabaron los carnavales. Vamos, que el festejo popular, que llegó a gustarnos alguna vez, ha languidecido de tal forma en mi apreciación que lo que opino y pienso hoy día de estos eventos será mejor callarlo y no decirlo. Gracias al Padre Celestial, aquí en Norba, por mucho que se hayan empeñado, los carnavales no pasan de unos días en que los vecinos de la Plaza Mayor tienen que sufrir la murga de una carpa estentórea, y luego los sufridos vecinos de La Madrila el consiguiente tormento de nocherniegos zangolotinos aficionados a sustancias especiales y alcoholes varios. Pero ¿y en esa ciudad del sur, en esa Paz Augusta bañada por el Guadiana? ¡Dios nos libre! Sé de pacenses que cuando presienten que se acerca Don Carnal salen huyendo de la atormentada ciudad, par de la antigua raya portuguesa. ¿Y qué? ¿Yo los prohibiría? De ninguna manera. Una cosa es que yo deteste el ruido y la furia, y otra que al que le gusta el carnaval disfrute de él cuanto le venga en gana. ¿Carnavales en Río de Janeiro? Pues muy bien, pero no pienso ir. Ni a Las Palmas ni a Cádiz ni a Badajoz. Que se diviertan hasta reventar y a quien Dios se la dé que San Pedro se la bendiga. Eso sí, las Carnestolendas sirvieron por lo menos para que uno de los genios de nuestra Literatura escribiese un episodio realmente memorable y delicioso: 'De la pela que ovo don Carnal con la Quaresma'. ¿Recuerdan aquel capítulo del 'Libro de Buen Amor'? «Açercándose viene un tiempo de Dios santo / fuime para mi tierra por folgar un rato / dende a siete días era Quaresma tanto / puso por todo el mundo miedo e grand espanto». O sea que «comemos y bebamos, cantemos y folguemos, que mañana moriremos». Tras el Carnaval llegará la Semana Santa, dolor de corazón, ayuno, abstinencia, penitencia y buenos propósitos. A ver si la Divina Providencia se acuerda de nosotros y nos aleja a esa turba de facinerosos que cada día nos embarra la existencia con escándalos, corruptelas y bellaquerías. Que así sea.
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