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Hernán Cortés
México-Nueva España
Opinión

México-Nueva España

Héroes y tumbas ·

SALVADOR CALVO MUÑOZ

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 07:42

No me extraña que Hernán Cortés quisiera regresar a México. Lo que pasó es que el emperador no le dejó y murió aquí, el pobre, echando de menos sus casas y sus gentes de Nueva España». Eso decía el comensal, aquí un servidor, compartiendo mesa ... con amigos en Bodega Antonio, calle El Rubio de Santander. Nuestro amigo Dámaso, que de ordinario lo hace en dicho refectorio, nos llevó allá y nos proporcionó magnífica comida. A saber, uno, de natural hispanoamericano de vocación, es aficionado a cuanto llega allende la mar océana y se refociló de lo lindo con esos platos mexicanos de tortitas de maíz rellenas de todo lo habido y por haber, amenizadas con salsa picante. Chiles, arroz, carne picada, la biblia en pasta, un jolgorio para los sentidos y el paladar. «No me extraña que Hernán Cortés…», repetía el comensal, aquí un servidor. Por cierto, la otra mañana, un famoso locutor de radio decía que hazaña como la del de Medellín no la ha habido en la historia. Y uno piensa en Alejandro Magno, que llevaba un ejército imponente. En Gengis Khan, lo mismo. En los romanos: las célebres legiones. ¿Y con Hernán Cortés? Unos cientos, cuando se les unieron los que llegaron con Pánfilo de Narváez. Y enfrente muchos miles de antropófagos aztecas. Dejemos eso, que a cierto ministro le molesta. Total, que luego México D. F., Guanajuato, Cuernavaca, Guadalajara, nachitos, guacamoles, tamales, porotos blancos y negros, rancheras, corridos, Pancho Villa y Emiliano Zapata. Pero antes, Nueva España, incluido todo el suroeste de Estados Unidos. México, reconstruida por Cortés la desolada Tenochtitlán, era el centro del Imperio. Cuando París y Londres eran aún dos villorrios, esa ciudad fue el tránsito desde Europa (España) hasta los confines de la China. Todo se fue al garete con la independencia y peor aún con el Tratado Guadalupe-Hidalgo. La historia que no cesa ni perdona. Ahora, lo de cosas y costumbres en México que nos recordarían a las de España de hace años, siglos. El problema es el narco, esos políticos corruptos y las dichosas 'mordidas' por cualquier vaina. Menos mal que tenemos México aquí también. Como cuando, con Dámaso y Miguel, subimos al piso de arriba de Bodega Antonio y lo sabores mexicanos nos llenaron el paladar y los espíritus. Por cierto, y antes de que me vaya, esa «x» se pronuncia «j», porque es una jota antigua, la grafía del sonido velar que milagrosamente se conservó en algunos vocablos: México, Texas, Xerez, Ximena, Oaxaca, etc. Y Bernal Díaz del Castillo, al que leímos con fruición hace siglos, pues ahora parece que se ha puesto de moda. Amorós habla de él, Isaac Moreno también en Youtube. Y no es de extrañar. Magnífico su relato de la 'Historia verdadera de la conquista de Nueva España'. Claro que Bernal luego se quedó allí, en su hacienda, y no como el pobre Hernán Cortés, que vino para acá y aquí murió. Disfrutando de esos platos fuertes y deliciosos, acompañados con la cerveza Pacífico, el comensal pensaba: «No me extraña que Hernán Cortés se quisiera ir para allá…». Hasta la próxima.

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