Como diría Mariano Rajoy, fumar no es bueno, es decir, es malo. Vaya por delante esta obviedad. Y si usted todavía conserva ese hábito, haría ... bien en ir dejándolo.
Publicidad
Pero no puedo evitar que me llame la atención el gran interés de Sanidad por cortar un vicio que quita vidas, sí, como el alcohol y la obesidad, y sin embargo vemos delante de nosotros botellones y reuniones con exaltación desmedida de consumo de bebidas alcohólicas, comas etílicos en adolescentes cualquier fin de semana, y también estadísticas que nos indican que la principal causa de muerte son los accidentes cardiovasculares, asociados en gran parte a hábitos alimenticios poco saludables. Del mismo modo, consta en las páginas diarias de los periódicos el negocio desbocado de sustancias como la marihuana debido, entre otras cosas, al escaso rechazo social y a las penas del código penal tan blandas contra quienes producen y trafican.
Por todo eso me sorprende la vuelta de tuerca, apenas una década después de la prohibición de fumar en los bares, que se pretende dar al consumo de cigarrillos, impidiéndolo incluso en espacios tan abiertos como la playa y en lugares tan privados como el interior de tu propio coche, según el borrador de un nuevo plan conocido esta semana.
En otro países como el Reino Unido a los fumadores se les ayuda a que abandonen este vicio con fórmulas intermedias, del mismo modo que a los adictos a las drogas duras se les administra metadona. En España, sin embargo, se aplica la abstinencia porque las sociedades médicas se muestran inflexibles con el argumento de que los calentadores o vapeadores que ya existen en el mercado son exactamente igual de nocivos que el cigarrillo tradicional, premisa básica que cuestionan algunos expertos en salud.
Publicidad
De igual forma, la incorporación de dos tratamientos a la cartera básica del sistema nacional de salud, es decir, la posibilidad de que te receten medicamentos para dejar de fumar (el popular Champix como marca comercial) debe cumplir con tantos requisitos (solo un intento anual, que se consuman más de 10 cigarrillos al día, que el paciente demuestre una alta dependencia a la nicotina tras someterse a un test, etc, etc), que es complicado decir que Sanidad financia de verdad o de forma masiva el dejar de fumar, lo cual además supondría un coste verdaderamente alto para el sistema.
La deshabituación tabáquica, pues, en España se hace prácticamente a pelo, valga la expresión, porque los vapeadores y calentadores se han demonizado al mismo nivel que los cigarrillos. Y ahora, el Ministerio vuelve a estrechar el marco de consumo filtrando que lo prohibirá también en las terrazas de los establecimientos públicos, que tanto han salvado la caja registradora del sector durante la pandemia. Eso sí, en la misma terraza usted podrá beber hasta perder el conocimiento, si es ese su deseo. Y, probablemente, también consumir alimentos que no le harán nada bien a su organismo.
Publicidad
Las noticias sobre este nuevo cerco a los fumadores coincidía con otra igual o más llamativa llegada desde muy lejos: Nueva Zelanda baraja prohibir fumar a todos los nacidos a partir del 2008. Es decir, cualquier ciudadano neozelandés será perseguido por consumir tabaco si su fecha de nacimiento no es anterior al citado año. Una especie del ley seca del tabaco, que seguramente, de aplicarse, dará lugar a un consumo clandestino, de la misma forma que es obvio que en la sociedad se consume cocaína y otro tipo de sustancias que no desaparecen por el mero hecho de estar prohibidas. ¿Es bueno entonces arrojar el consumo de tabaco a esa clandestinidad, es decir, a la absoluta marginalidad?
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.