
El síndrome del nido vacío
Mujeres reales ·
El sentimiento de soledad por la salida prematura de los hijos de casa puede causar depresión o ansiedadEsperanza Mancera
Domingo, 1 de septiembre 2024, 08:30
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Mujeres reales ·
El sentimiento de soledad por la salida prematura de los hijos de casa puede causar depresión o ansiedadEsperanza Mancera
Domingo, 1 de septiembre 2024, 08:30
La UEx comenzará el nuevo curso académico el próximo 11 de septiembre y terminará el 18 de julio de 2025. Los centros y escuelas universitarias ... están repartidos por las ciudades de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia, así como la oferta de residencias, colegios mayores o apartamentos. La concentración, en grandes núcleos urbanos de estos estudios, obliga a la mayoría de los jóvenes de las zonas rurales a salir de sus hogares.
Los padres, sobre todo el primer año, son los que se quiebran la cabeza no solo para buscar el alojamiento ideal para ellos, sino también para que la economía familiar no se vea perjudicada. El coste de la estancia para un alumno, que reside fuera de su localidad, depende de varios factores: si tiene beca, si consigue plaza en una residencia gratuita, del nivel de ingresos o la forma de tributar de sus progenitores (este es otro tema del que podría hablar largo y tendido). No quiero entrar en la media de gasto mensual porque es variable. En ocasiones, el esfuerzo se duplica o triplica, si los hermanos coinciden en esta etapa.
Después de salvado el primer escollo, llega lo que a mí, como madre, más me afecta; el síndrome del nido vacío o el sentimiento de soledad por la salida prematura de los hijos de casa. Ambos progenitores pueden sufrirlo, pero la madre siempre asume el rol del cuidador principal y se le hace más cuesta arriba la ausencia. Los síntomas del nido vacío pueden ser muy diversos: depresión, sensación de pérdida de propósito en la vida, sentimientos de rechazo, preocupación, estrés y ansiedad por el bienestar de los hijos.
Lo curioso es, según los datos del Observatorio de la Emancipación, que la edad media a la que los jóvenes abandonan el hogar ha aumentado a los 30,4 años. Entiendo que esta estadística se refiere a la independencia económica y la edad me parece razonable, ya que han alcanzado la madurez. No es lo mismo, cuando los ves salir por la puerta con 18 años, sin ningún tipo de experiencia y te preguntas si tu labor para prepararles ha sido buena. Te asaltan las dudas, el temor y el miedo. Por lo general, se adaptan mucho mejor que nosotros a la separación. Además, la tecnología nos permite un contacto que era impensable hace unas décadas, y la distancia se hace más llevadera. Después de ese periodo nostálgico, nos damos cuenta de que nos necesitan. Nos quieren, no lo dudo, a pesar de ello, el regreso en fines de semanas, puentes y vacaciones durante el curso, se convierte en un tráfico de táperes, chacinas al vacío, ropa sucia y encargos varios. Entonces, nos lamentamos porque la casa está desordenada, por sus horarios nocturnos y no vemos la hora de que vuelvan a su rutina.
¿Somos egoístas? No. Las personas tenemos la capacidad de ajustar nuestras emociones y sentimientos en respuesta a los desafíos que se nos plantean a lo largo de nuestra vida. Cuando advertimos que son autosuficientes, autónomos y que la relación afectiva sigue intacta, respiramos. Por eso, hay que ser positivos y darle un giro a ese síndrome del nido vacío, que tarde o temprano llegará. Busquemos nuevas aficiones, planes de viajes y creemos momentos inolvidables con la familia cuando nos reunamos bajo el mismo techo.
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