Sistema sanitario, la covid no es excusa
APENAS TINTA ·
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APENAS TINTA ·
La pandemia está llevando al límite de su resistencia a nuestro sistema sanitario. Una de las manifestaciones más crudas de ese fenómeno son las de todo punto injustificables agresiones que sufren los sanitarios que, como se sabe, han menudeado en Almendralejo, Navalmoral y Llerena. Y ... antes de Navidad, cuando la Policía Local tuvo que poner orden entre vecinos del barrio cacereño de la Mejostilla, que consideraban que estaban esperando demasiado para hacerse un test.
Como digo, la teoría más extendida es que esta crispación se debe al estrés a que la pandemia ha sometido nuestro sistema sanitario. Creo cierta la tesis, pero no que lo explique todo. ¿Acabaríamos con la crispación cuando la pandemia esté superada? Temo que no. Antes de que surgiera la covid ya había sanitarios agredidos porque siempre ha habido gente que solo sabe discutir a mamporros. Y no deberíamos contentarnos con respuestas coyunturales cuando se trata de algo tan importante como nuestro sistema de salud. Por otro lado, está surgiendo un modo de enfocar las cosas que tal vez interese a los políticos, pero no a los ciudadanos. Se dice: «España –o Extremadura– recupera el nivel de empleo anterior a la covid»; o la afiliación a la Seguridad Social, o las exportaciones... Es decir, parecería que el nivel de nuestra satisfacción debe situarse en la recuperación de lo que había antes de que el virus nos amargara la vida. Pues no. O, cuando menos, no siempre. Por ejemplo, no deberíamos conformarnos con aspirar a recuperar el sistema de salud anterior a la covid porque en aquel entonces ya estaba profundamente deteriorado, de modo que la covid ha venido a acentuar su deterioro, pero también a camuflar la causa del mismo. Antes de marzo de 2019, cuando la pandemia explotó, ya había malestar ciudadano, y estrés y médicos desbordados en los centros de salud; ya había listas de espera para el especialista o el quirófano muy por encima de lo que marca la ley.
Me temo que el estrés que sufren los profesionales de la sanidad también se debe a que nuestro Sistema Nacional de Salud ha ido empeorando, no abruptamente pero sí por una deriva de años. Se ha ido empequeñeciendo, acomodándose a la función de mero y cada vez más lento suministrador de remedios médicos. Para llegar hasta aquí ha sido necesario no solo una pandemia, sino un ir olvidándose de que nació como la coronación de un logro colectivo, como la herramienta para hacer realidad el derecho a la salud que consagraba la Constitución. Fue un logro que ponía fin a que los españoles pudiéramos dividirnos, como hasta entonces, también por su desigual acceso a la asistencia sanitaria y que precisamente por nacer de esa aspiración histórica ha hecho tanto por nuestra salud como por nuestra convivencia. Porque ha servido para cohesionar la sociedad, para igualarnos y, en su momento, permitió a millones de ciudadanos que se levantaran del suelo, dándole a esta expresión el significado moral que le daba Saramago. Lo que ocurre es que ya hay muchos que no saben nada de esto, y otros muchos lo han olvidado.
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