Reunión de líderes autonómicos del PSOE con Pedro Sánchez. HOY
Análisis

La tensión del PSOE

La audacia política de Sánchez es conocida, pero la cuestión es hasta dónde está dispuesto a tensar la cuerda de su propio partido

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 11 de diciembre 2022, 07:46

Cuando Pedro Sánchez hace gestos o promueve el cambio de leyes, como estamos viendo estos días, que favorecen a las siglas independentistas de cuyo apoyo ... parlamentario depende, las cabezas se giran hacia los territorios socialistas cuyas baronías no mostraron en el pasado un especial entusiasmo por el actual presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Antaño se suponía que eran los barones los que guardaban las esencias del socialismo ante las veleidades de Moncloa, y los de ahora al menos demuestran el favor de las urnas. A García-Page, siempre dispuesto a dar su opinión, le ha tomado el relevo con ardor el presidente aragonés. Aunque hiciera el gesto de retractarse a medias, Lambán recordó hace muy poco sus preferencias por un PSOE capaz de llegar a grandes acuerdos en lugar de inclinarse por las fuerzas nacionalistas y conseguir a toda costa sus apoyos. El aragonés sacaba a relucir así los demonios que acecharon a los socialistas en 2016, con aquel comité federal que acabó con la salida de Sánchez: dos modos de entender el papel que debe jugar el PSOE como partido de Gobierno y de Estado, pero donde también los personalismos juegan un fuerte papel. Aquel pulso, como ya sabemos, lo ganó Sánchez con el apoyo de las bases y el hecho de que Lambán saque a relucir aquellas heridas que se pensaban cerradas lo único que puede indicar es que empiezan a sangrar de nuevo. Sobre todo cuando temen que determinadas decisiones a las que estamos asistiendo acaben pasándoles factura a ellos en sus territorios.

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Hace tiempo que el presidente extremeño se salió de ese bucle y renunció al papel de comentarista público, a ganar adeptos en Extremadura a costa de llevar la contraria al 'jefe', lo que no debería impedir que lo hiciera en los órganos correspondientes o de forma privada. Su actitud, en cualquier caso, se le reprocha desde la derecha por entender que ese silencio no es tanto lealtad como simple sumisión, una delgada línea que el PP extiende a otros asuntos como la poca beligerancia que observa en él en materia ferroviaria.

Fernández Vara se mostró comprensivo con la reforma del delito de sedición en aras a normalizar Cataluña, pero sí ha expresado, de manera templada, su incomprensión por la reforma del delito de malversación que podría dar una imagen laxa frente a los que incumplen leyes. Efectivamente, la impresión que cala entre los ciudadanos es que el cuerpo legal se adapta a los intereses de unos cuantos políticos.

Llegados a este punto, la cuestión es hasta dónde está dispuesto Sánchez a tensar la cuerda del PSOE y doblar el junco de la resistencia más o menos explícita de algunos barones a sus decisiones; en qué momento puede volver a saltar por los aires la paz interna de los socialistas.

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Conocemos de sobra que Sánchez el audaz no tiene reparos en enfrentarse a quienes no comparten su hoja de ruta con decisiones que sorprenden; el pulso de las últimas horas al poder judicial para cumplir con la renovación del Tribunal Constitucional es buen ejemplo de ello, aunque durante meses se haya podido cargar de razones ante el bloqueo interesado de los jueces conservadores. Un episodio todo este tan poco edificante y que desacredita tanto a la Justicia en general como en en otros momentos lo hemos podido ver en el poder ejecutivo. No hay dudas, pues, de la determinación política de Sánchez, pero sí de la respuesta de otros muchos socialistas y del nivel del entusiasmo con el que están dispuestos a seguirle.

La cercanía de las citas electorales lleva a pensar que las posibles tensiones internas entre socialistas se intentarán acallar en la medida de lo posible para no incurrir en un suicidio colectivo y que se aplazará cualquier debate sobre otros líderes posibles más partidarios de tejer otras mayorías, pero guardar silencio sin más antes los favores a los independentistas puede tener el mismo efecto devastador en algunos territorios.

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