Dicen que Ibarra es el referente político de Miguel Ángel Gallardo, actual secretario general de los socialistas extremeños y «si por sus obras los conoceréis», ... parece una afirmación cierta, con lo que el pasado y el presente bailan en un baldosín. Una pena, porque algunos creíamos en el exalcalde de Villanueva de la Serena. Los dos mucho «bla, bla, bla» cara a la galería y sometimiento perruno cuando tienen que materializar la disconformidad. Los dos venden rebeldía, pero ofrecen mansedumbre a la hora de la verdad. Y los dos parecen salidos de la escuela de 'El Tartufo', de Molière: «Decir lo que conviene y hacer lo que me conviene». Ibarra escenifica su desazón con las cesiones de Pedro Sánchez a los golpistas catalanes, pero ejerciendo de Don Tancredo. Y a su discípulo se le hincha la vena del cuello, pero después baja la cabeza y se hace alfombra al paso triunfal del de los pantalones pitillo. Del hermanísimo que nos trajo, hablaremos otro día.

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¿Qué es el cupo catalán? Llenar entre todos una hucha para dársela a los catalanes, pobrecitos ellos, tan indefensos y desasistidos. La singularidad es excluir a Cataluña de la solidaridad interterritorial para que ellos tengan más a costa de los que menos tienen. Y a esto, como bien dice la chiqui Montero, se le puede poner el nombre que uno quiera, pero manteniendo el principio de que los votos de ERC para investir a Illa, hacen de Cataluña un «país aparte», en el que todos los demás somos meros comparsas. ¿Y Navarra, Castilla-La Mancha y Asturias, en las que el PSOE gobierna? Para Pedro Sánchez son calderillas.

ERC tiene siete diputados en el Congreso y, alternándose con los siete de Puigdemont, se hace dueña de la llave del Gobierno, que se ve obligado a seguir la senda que le marcan los separatistas. En Extremadura tenemos cuatro diputados socialistas que con sus votos podrían invalidar los chalaneos del Gobierno, pero eso sería como pedir que llueva café en el campo. ¿Tiene Miguel Ángel Gallardo autoridad para exigir a esos cuatro diputados que no voten contra Extremadura? La pregunta es retórica, porque la respuesta se conoce. Ninguno votará como diputado de Extremadura, sino como diputado del PSOE que, a su vez, está sometido a cualquier aberración que se le ocurra a Pedro Sánchez. No esperemos de ellos ni un parpadeo, ni una duda, ni un acto mínimo de lealtad a la Extremadura que los votó. Con el escaño en propiedad y las prebendas en el bolsillo, Extremadura, si te vi no me acuerdo.

Avalar la candidatura de Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE es bendecir sus aberraciones pasadas y presentes, darle un voto de confianza para que siga con sus estrambóticas políticas, pero ¿qué tiempo le quedaría a Miguel Ángel Gallardo si no lo hace? Pedro Sánchez ha hecho del PSOE una franquicia y se quedaría sin escaleras y colgado de la brocha. El PSOE es un clínex con el que el místico enamorado se suena los mocos En esto Gallardo tiene un referente en Ibarra, maestro expertísimo en el arte de enseñar la muleta un ratito y vivir seis meses de la renta. Persona fiable que hace siempre lo que dice y al que sólo le mueven los intereses de Extremadura y no los 83.000 euros que cobran los vocales del Consejo de Estado.

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Tenemos más kikirikís que gallos y así nos va.

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