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Casas con otros, otros sin casa
Cuando el silencio se hace palabra ·
Toni Barquero
Domingo, 9 de febrero 2025, 08:22
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Cuando el silencio se hace palabra ·
Toni Barquero
Domingo, 9 de febrero 2025, 08:22
«El derecho a tener un techo sobre la cabeza no debería ser un privilegio, sino un fundamento de la dignidad humana» .Ban Ki-moon
Parece ser que tenemos un grave problema con la vivienda y que toca abordarlo con mucha urgencia, porque hasta ahora ... todo ha debido ser un ensayo, o más bien un «quizás no es para tanto».
Pero esto no es nada nuevo para la gente de calle que llevamos décadas sufriendo, o viendo sufrir, porque el peso del techo se vuelve insostenible sobre la cabeza, el corazón y el bolsillo.
Y resulta que este no es problema de unos pocos, sino de la mayoría. Así, unos arrastran cruentas hipotecas, fruto de aquella burbuja que logró que con la compra de una lata de sardinas pudieras llevarte una casa, los muebles y el coche, todo por una módica hipoteca a 35 o 40 años, mucho más ventajosa que el abono mensual de un alquiler, y que tenía como premio ser propietario; eso sí, la letra pequeña, la llevaba muy pequeña. Otros, los que no pudieron con la minúscula letra, tuvieron que despertar del sueño sin casa, pero con la renta a cuestas, a mucha cuesta. Y como no hay dos sin tres, cuatro, o los que vengan, resulta que ahora los jóvenes, y no tan jóvenes, tienen una habitación por casa con baldas en un frigorífico, los vips con salita compartida y los no vips con mesa multifunción, que tan pronto se convierte en estudio, como en mesa-cocina o mesa anfitriona de tertulias y vino, en un espacio de seis metros cuadrados estirando mucho la cinta.
Pero esto de la vivienda tiene más de una cara, y también están quienes, tras una vida de esfuerzo, lograron adquirir una segunda morada y temen perderla porque la vulnerabilidad de aquellos que el Estado debería cuidar, recae sobre sus hombros. Y porque el derecho a establecer los precios de alquiler en función de las condiciones del mercado y de la inversión realizada en las propiedades les asiste, están aquellos arrendadores que exigen también la libertad sobre la disposición y uso de sus propiedades.
Fuera de lista están los verdaderos «otros», esos pocos que tienen tanto y controlan más.
A todo esto, dice el Banco Central Europeo que la vivienda es el principal cuello de botella de la economía español. Pudiera ser que tenga razón y que, por ello, nuestro gobierno y la oposición estén faenando con aparentes renovadas fuerzas e ideas.
Pero de entrada, la recién estrenada Ley de vivienda, pasado el filtro del Constitucional, pero casi sin arrancar, ya necesita reformulación según expertos economistas, porque según manifiestan «el legislador no ha sido consciente de que al mercado no hay que darle órdenes, porque no las obedece, sino que al mercado hay que persuadirlo». Sin dormir estoy pensando en cómo persuadir al mercado. Debe tener que ver la persuasión con propiciarle las 600.000 viviendas que dice el Banco de España que necesita, o quizás con reducir nuestros 300.000 alojamientos turísticos, o tal vez tenga con limitar la entrada de capital extranjero en el sector .
No digo yo que la solución no pase por promover políticas que aumenten la oferta de viviendas, eso sí, asequibles; pero imprescindible resulta que junto a ello se establezcan mecanismos que regulen alquileres y compraventas, porque tengo la no tan ligera sospecha de que al mercado no le gustan las emociones, ni les importan las dignidades y pueden mirar tan solo de soslayo los derechos constitucionales.
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