Si has iniciado la lectura de este artículo esperando encontrar una reivindicación del 'Día del Hombre' porque te sientes discriminado, sigue leyendo. Has llegado al texto adecuado.

Publicidad

Según el informe del Foro Económico Mundial de 2021, se van a necesitar 135 años para cerrar la ... brecha global de género. Según la Organización Internacional del Trabajo (Informe 2017) se estima que aproximadamente 4,8 millones de personas son víctimas de explotación sexual forzada en todo el mundo, de las cuales el 99% son mujeres y niñas. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, alrededor de 214 millones de mujeres en países en desarrollo carecen de la adecuada planificación familiar. Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que alrededor del 35% de las mujeres en todo el mundo han experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de personas que no son su pareja. Solo en España han sido asesinadas por violencia de género desde 2013, 1.245 mujeres; en lo que va de 2024, cinco.

Se podrían incorporar a este artículo datos interminables que evidencian la discriminación y la desigualdad en su conjunto. Datos que también nos piden empatizar con cada historia injusta de sufrimiento y resistencia, en la que todos, de algún modo, somos responsables.

Cada 8 de marzo, el mundo se une para celebrar el Día Internacional de la Mujer, en un símbolo de responsabilidad y reconocimiento a la discriminación soportada durante siglos. Ese día se convierte, más que en una celebración de logros conseguidos, en una jornada de reflexión sobre los desafíos enfrentados, sobre los que se enfrentan y sobre la necesidad de renovar el compromiso de seguir trabajando en una lucha conjunta que nos acerque a un mundo más justo y equitativo. Sorprende que, rozando el cuarto del siglo XXI, el compromiso mundial, las luchas nacionales, las grupales y las individuales siguen siendo imprescindibles. Y ello, por dos razones:

Publicidad

La primera, porque a pesar de los progresos realizados en las últimas décadas, la discriminación de género persiste en prácticamente la totalidad de aspectos de la sociedad, manifestándose de forma evidente o sutil. Desde las desigualdades más visibles en países desarrollados, como puede ser la diferencia en las pensiones determinadas por la mayor carga soportada en la conciliación familiar y las opciones laborales, la brecha salarial, los cuidados domésticos y de dependencia, el liderazgo empresarial, la salud mental y física de la mujer bajo evidencias masculinas, escasa presencia de mujeres en profesiones científicas, los estereotipos, etc.; hasta otras más extremas, dadas en mayor o menor proporción dependiendo de los países, como pueden ser las violaciones, la trata, el sometimiento de mujeres a la práctica de ablación, matrimonios infantiles, violencia contra la mujer en los conflictos, desigualdad legal, etc.

La segunda, porque no existe ninguna garantía de que las tendencias que han llevado a lograr una reducción de estas desigualdades continúen. Es más, las evidencias muestran que no solo se cuestionan políticas y estrategias consensuadas, sino que el peligro de revocación y retroceso no es nada desdeñable.

Publicidad

La discriminación de género, sigue siendo una lacra implacable y el Día Internacional y la lucha de los 364 días siguientes, una necesidad de todos para acabar con ella.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad