El tránsfuga Gragera, en 6 claves
COSAS DE PALACIO ·
No por esperado deja de ser extraordinario que un alcalde se cambie de partido a cinco meses de las elecciones. Aquí algunas ideas para interpretar el cambioCOSAS DE PALACIO ·
No por esperado deja de ser extraordinario que un alcalde se cambie de partido a cinco meses de las elecciones. Aquí algunas ideas para interpretar el cambioEl alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, y el Partido Popular han desvelado esta semana lo que era un secreto a voces. Pero no por esperado deja de ser extraordinario que un alcalde se cambie de partido y que la ciudad esté dirigida por un edil ... tránsfuga. Aquí seis claves sobre el cambio.
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El partido provincial se empeña en 'vender' que la decisión de ofrecer el número uno a Ignacio Gragera procede de Extremadura, pero otros admiten que todo se ha gestado en el equipo de Miguel Tellado, vicesecretario de Organización en Génova. Este pidió el teléfono de Gragera hace un mes, explican distintas fuentes, a personas externas del partido en Extremadura.
El PP nacional quiere absorber los restos de Ciudadanos Y por eso han realizado encuestas en Badajoz que apuntan a mejores resultados con Ignacio Gragera que con Antonio Cavacasillas, el coordinador local del partido y apuesta del PP provincial. En la encuesta que se hizo entre afiliados del partido Cavacasillas tenía mejor dato.
A muchos populares no les gusta que el PP haya pescado al candidato fuera de sus filas. Pero no todos están descontentos porque la nueva dirección provincial había creado muchas fricciones. Manuel Naharro, alcalde de Valencia de Mombuey, llegó a la presidencia provincial en el verano de 2020 con ganas de cambiar las cosas. Así, él y su entorno quisieron arrasar con todo lo que oliera a Monago y Fragoso. Por eso se anticiparon al presentar a Antonio Cavacasillas como candidato a Badajoz sin esperar a la confirmación de Madrid y sin hablarlo con el entonces jefe de los populares extremeños, que aún era Monago. Naharro y su equipo se granjearon enfrentamientos y ahora algunos disfrutan al ver cómo les tumban las decisiones que tomaron.
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El grupo municipal del PP está roto. La salida de Fragoso supuso una lucha entre los ediles que querían ser candidatos. A esto se sumó el mal ambiente que creó la exconcejala María José Solana cuando se convirtió en la número uno del PP. Esta impuso una mano de hierro y no fue capaz de mantener la unidad. Cuando Solana salió porque Gragera la cesó, Cavacasillas no puso paz, sino que se mostró hermético con sus compañeros y continuó mencionando a Solana como su guía en política municipal. Todo esto ha hecho que algunos concejales estén felices de que Cavacasillas haya sido apartado de la carrera por la Alcaldía de Badajoz.
Los partidos son estructuras que priman ganar sobre todas las cosas. Si tienen que descartar a su gente, lo hacen sin contemplaciones. Los comentarios sobre la incorporación de Gragera eran insistentes desde hace tiempo, pero Cavacasillas ha ignorado que le estaban haciendo la cama. La alarma saltó el 27 de octubre, cuando le impidieron celebrar el acto público para presentar el organigrama del partido, y se confirmó el 24 de noviembre, cuando Feijóo vino a Badajoz y dio las gracias a Gragera sin nombrar a Cavacasillas. Como premio de consolación, Cavacasillas se queda como líder del PP en la ciudad.
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Con Cavacasillas en el partido y Gragera en el Ayuntamiento, el PP apuesta por una bicefalia que no ha existido nunca en los populares pacenses. Es más, primero Celdrán y después Fragoso compatibilizaron la Alcaldía con la presidencia provincial del partido, lo que les permitía controlar la formación. Ahora, en cambio, habrá una persona tomando decisiones en el Ayuntamiento y otra en el partido. Y eso parece difícil de casar.
Con Gragera, el PP ha actuado como una empresa. Le ha llamado porque ven mejores resultados con él. Siguiendo este símil, Gragera empezó en una firma pequeña, se hizo un hueco negociando y ahora trasciende de la compañía en quiebra que le contrató.
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Aunque el Ayuntamiento tiene problemas de personal y organización, Gragera ha demostrado ser capaz de tomar decisiones. Se ha ido sintiendo cómodo y se muestra como una persona cercana. Pero, sobre todo, pertenece a una generación que se cansó del PP por las noticias de la Gürtel, se ilusionó con un partido nuevo que prometía corrupción cero y ahora, con Cs en extinción, vuelve al PP. Si a eso le sumas que con el PP tiene más opciones de repetir que con Cs, la decisión estaría tomada. Sin parecer importarle, eso sí, que se haya convertido en un alcalde tránsfuga.
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