El triste caso de Pablo Sierra
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La verdadera calidad de vida está en la calma, algo tan simple solo se aprecia tras la angustia vivida estos quince díasHoy se cumplen 18 días desde que Badajoz se despertó con un sobresalto. Pablo Sierra, de 21 años, había desaparecido esa madrugada. La Guardia Civil ... y la Policía Nacional se movilizaron ese viernes y toda la ciudad siguió la búsqueda con el corazón en un puño hasta que encontraron su cuerpo dos semanas después, hace solo dos días.
Los detalles de la investigación continúan bajo secreto de sumario y queda aún tiempo hasta aclarar qué ocurrió. Ojalá se confirme que todo fue un accidente, ojalá su familia pueda descansar.
Más allá del tremendo dolor que supone para sus allegados, el triste caso de este estudiante de Matemáticas pone a Badajoz frente a un espejo.
Aquí se da por hecho que la tranquilidad es lo normal y que los jóvenes volverán todas las noches a su dormitorio después de una fiesta. Es cierto que la ciudad suele salir a relucir en las estadísticas como una de las más seguras del país. Hace unos años, sin embargo, un inspector de la Policía Nacional me comentó que ocurren muchas cosas que no trascienden. Celdrán lo resumió hace años con una de sus icónicas frases: «En Badajoz hay más armas que en Vietnam», aunque no las veamos. Lo dijo a raíz del robo de las pistolas en Bótoa. Sea verdad que se cometen más delitos de los que nos enteramos o no, lo cierto es que no estamos acostumbrados a desapariciones, ni a sucesos de compleja resolución que nos hagan tener miedo.
Es precisamente eso lo que convierte a la ciudad en una de las más agradables para vivir. Cuando uno valora residir en Badajoz suele hablar del tiempo, de los precios de la vivienda y de la cercanía a la naturaleza. Hasta de la gastronomía y la proximidad a Portugal. Se suele poner todo eso en una balanza y sale a favor, aunque estemos desconectados del resto del país y el mercado laboral sea menos dinámico que en otras capitales de provincia.
En Badajoz damos por normal no tener miedo cuando eso es un privilegio en otros puntos de España. Los tiroteos de los últimos años en la Costa del Sol son una muestra de ello.
La verdadera calidad de vida que disfrutamos en Badajoz está precisamente en la calma con la que nos movemos por la mayoría de las barriadas, pero algo tan simple solo se aprecia tras la angustia vivida estas dos semanas.
Ahora que parece que todo ha terminado volvemos a respirar tranquilos, aunque con la mente junto a la familia de Pablo Sierra. Descanse en paz.
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