
El advenimiento del apocalipsis
Camino a Ítaca ·
Troy Nahumko
Sábado, 9 de diciembre 2023, 08:03
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Camino a Ítaca ·
Troy Nahumko
Sábado, 9 de diciembre 2023, 08:03
La foto era demoledora. Era todo lo contrario de lo que normalmente se espera, desorienta al observador a la vez que te hace mirar dos ... veces para asegurarte de que lo que estás viendo es real.
Allí, entre los escombros de lo que parecían las consecuencias de una explosión, yacía un bebé blanquecino y reluciente.
Sin embargo, no era real. No era una de las miles de imágenes horripilantes de niños siendo desenterrados que se han mostrado en televisión (dependiendo del canal que veas) desde el comienzo de la actual guerra en Gaza. Era menos traumática pero más punzante, algo más profundo que la masacre diaria sin sentido.
Era claramente un belén, pero uno como nunca se había visto antes. Allí, en medio de toda esa destrucción, yacía Cristo envuelto en un kufia palestino.
Era un mensaje que la Iglesia Evangélica Luterana quería mostrar al mundo. Las iglesias de Belén se han unido y han anunciado la cancelación de las celebraciones navideñas en la tierra donde se dice que nació Jesús.
Esta cancelación no tiene nada que ver con la ficticia guerra contra la Navidad que la derecha histérica afirma tener lugar cada año. Esta cancelación se produce en protesta por la actual campaña genocida de bombardeos que ha matado a más de 15.000 civiles y que tiene lugar a menos de 100 kilómetros de distancia, en Gaza.
Pero mientras las iglesias denuncian este genocidio televisado, la derecha religiosa, y en particular sus líderes en Occidente, no han mostrado más que un apoyo ciego a la respuesta desproporcionada y al castigo colectivo del gobierno radical de derechas israelí a los crímenes de guerra cometidos por Hamás el 7 de octubre.
De hecho, uno de los pocos líderes occidentales que ha pedido un alto el fuego ha sido Pedro Sánchez. Pero su audaz movimiento fue criticado y tachado de antisemita por la derecha. Feijoó fue en contra del programa electoral de su propio partido y dio marcha atrás contra la solución de los dos Estados diciendo que su partido no podía apoyar la postura del presidente.
Los fascistas han ido incluso más lejos con Abascal de gira por Israel denunciando «la vergüenza que han sentido la mayoría de los españoles ante las declaraciones de Pedro Sánchez». Aunque los nacionalcatólicos lleven el antisemitismo en su ADN, parece que su prosionismo y odio contra los árabes es aún más fuerte.
Pero la profecía bíblica de la edad de bronce no es la herramienta de política exterior más eficaz, especialmente cuando se basa en el Arrebatamiento. La vertiente de la teología evangélica sostiene que el regreso de los judíos a la región pone en marcha el reloj del Armagedón, tras el cual volverá Cristo. Su interpretación de las Escrituras requiere Israel, una guerra y un Templo, antes de la conversión o destrucción del pueblo judío.
La presión de los líderes cristianos evangélicos para que esto forme parte de su Apocalipsis no consiste realmente en apoyar a Israel. Lo que intentan es hacer realidad sus propios deseos religiosos, deseos que exigen violencia, sangre y sacrificio de otros, para que ellos, desde la comodidad de sus hogares, puedan alcanzar su ilusoria visión de un final feliz.
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