
Vendehúmos
troy Nahumko
Sábado, 29 de octubre 2022, 08:26
Secciones
Servicios
Destacamos
troy Nahumko
Sábado, 29 de octubre 2022, 08:26
La nación insular que regaló al mundo los trenes, Internet, y a David Attenborough está en plena crisis. Cual respetado miembro de la sociedad que ... se engancha a la heroína, ahora es una mera sombra de lo que fue. De hecho, ¿cuándo fue la última vez que alguien miró al Reino Unido como ejemplo a seguir?
Su declive hacia la irrelevancia llevaba tanto tiempo en marcha que nadie se dio cuenta de que estaba completamente anegado hasta que fue demasiado tarde. El pueblo británico pasó tanto tiempo viendo repeticiones de sus victorias en las grandes guerras, que se olvidó de reconocer que fue su hijo bastardo el que les salvó de su némesis alemana… dos veces. Como una aristócrata en bancarrota, había estado viviendo de una reputación que hace tiempo se había cobrado su último cheque. El país que dio al mundo el queso Cheddar y los Beatles, trafica ahora con Coldplay y anodinos sándwiches de mermelada.
Este diario de una muerte anunciada se aceleró cuando un grupo de narcisistas entregó a Alemania la victoria que una vez buscó sin tener que mover un dedo, y mucho menos disparar un tiro. Esta cábala de sociópatas educados en Oxford engañó a la nación para que se tragara la píldora azul de la ficción neoliberal que les hizo abandonar voluntariamente el mayor bloque comercial del mundo. Un error descomunal cometido bajo el pretexto de que sería bueno para el pueblo en lugar de beneficiar a un minúsculo grupo de ricos empresarios que solo buscaban deshacerse de las incómodas regulaciones de la UE.
¿Y qué tienen ahora los británicos?
En primer lugar, a un pelele de Trump que nunca aprendió a usar un peine ni a seguir sus propias leyes pandémicas. Un picapleitos incorregible que se deleitó con la derogación de reglamentos medioambientales de la UE que permitía el vertido de aguas residuales sin tratar en las playas de todo el país. Así, haciendo la metáfora literal, dando a la industria el derecho a cagarse en sus ciudadanos.
Su sustituto duró un tris Truss. Una farsante ofuscada en una primera medida audaz: reducir los impuestos a los ricos. Un error de bulto hasta el punto de que ni siquiera el mercado pudo aceptar el enorme agujero que esto dejaría en los presupuestos del país.
¿El resultado? La libra cayó en picado y la economía estuvo a punto de hundirse.
Pero si se mira más de cerca, tal vez este Estado casi fallido pueda ofrecernos alguna lección. Si hay algo que se puede aprender de un mal ejemplo, es lo que no hay que hacer.
Los imitadores de Trump aquí en España ofrecen el mismo aceite de serpiente. Puede que sepan peinarse, pero el canto de sirena de bajar los impuestos solo sirve para hacer más ricos a los ricos mientras ayuda a acelerar la acechante defunción del estado del bienestar. Estas medidas que proponen les ayudaría en realidad a permitirse una mayor cobertura sanitaria privada, al tiempo que harían cada vez más larga la espera para una simple operación.
Los británicos han ofrecido valiosas lecciones anteriormente y todavía hoy pueden hacerlo. Simplemente tenemos que ser lo suficientemente perspicaces como para aprender de ellos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La NASA premia a una cántabra por su espectacular fotografía de la Luna
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.