Anticrismas
Zona de paso ·
El cartel de 'Los Santos Inocentes' ya no es la foto antigua de una miseria que creíamos superada, hoy se hacen fotos parecidas en muchos escenarios en guerraZona de paso ·
El cartel de 'Los Santos Inocentes' ya no es la foto antigua de una miseria que creíamos superada, hoy se hacen fotos parecidas en muchos escenarios en guerraSabe el lector que escribo esta columna con temas de aquí y de allí. Me inspira la realidad o la intuición, o algo que, de repente, me apetece contar. Pero hay fechas, diciembre es una de ellas, en que intento escribir sobre la Navidad, Nochevieja, ... Reyes.
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Miré el calendario para ver en qué día del mes saldría mi última columna del año, esta que comienzo y, al comprobar que era el 28 y lejos de imaginar una tarjeta navideña, pensé en 'Los Santos Inocentes' de Mario Camus. Puede que el lector está visualizando ahora el cartel de la película: una familia posa delante de una casa con las paredes desconchadas. Solo con ver esa imagen uno puede imaginar la humedad del interior; la pobreza en la vestimenta de las figuras presagia más pobreza; la tristeza en sus miradas, la actitud de derrota, de agotamiento o de resignación conforman una postal antinavideña. Ni brillos ni luces ni regalos; ni anuncios de grandes comidas ni una casa caliente después de un día frío. Es el anticrisma.
Si Mariah Carey se desgañita año tras año versionándose con 'Want I all of Christmas is you', ese fotograma de la película me ha recordado los gritos del personaje de la Niña chica, que suenan desgarradores, como los de cualquier niño que sufre; me ha recordado el kiá del inolvidable Azarías interpretado por Paco Rabal llamando a la grajilla, Milana bonita, que se posaba en su hombro; y he evocado, sobre todo, la banda sonora, esa mágica mezcla de folclore y sonidos primarios que suena chirriante, desafinada, y que consigue en el espectador que la irritación vaya en aumento.
A mí me agota el consumismo, comprar a lo loco y cenar a lo bestia, como si no se comiera todos los días y mejor, yo por lo menos así lo siento, y así sienta en mi estómago, un menú sin excesos el resto del año. Quizá a estas alturas de la Navidad ya habrá quienes estén saturados de polvorones, luciferios y familiares impertinentes; quizá otros se hallen en un éxtasis sin fin, celebrando todo lo que se celebra menos lo que da sentido a estas fiestas, el nacimiento de Jesús para los cristianos.
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Hace muchos años que no envío un crismas en papel, quizá ya nadie lo haga. Algunos creen que escribir una frase hueca y mandarla a todos los contactos del WhatsApp es lo mismo que escribir una tarjeta de felicitación. No me dicen nada esas remesas masivas vía 'smartphone', lotes comerciales despersonalizados, que lo mismo sirven para un amigo que para el repartidor de Amazon.
El cartel de 'Los Santos Inocentes' ya no es la foto antigua de una miseria que creíamos superada, hoy se hacen miles de fotos parecidas en alguno de los muchos escenarios en guerra, donde cada día más personas se quedan sin casa y pasan hambre y frío.
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Aunque algunos sigan compitiendo por el árbol con más luces de led, con este diciembre en blanco y negro combina mejor la foto de una ciudad arrasada por el agua o destruida por un misil, sin luces ni brillos. No es inocentada.
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