Una descripción
Zona de paso ·
Sus mohínes, sus morritos o sus bailes arrítmicos son su seña de identificación. Uno de sus gestos preferidos es señalar con el dedo índice de su mano derechaZona de paso ·
Sus mohínes, sus morritos o sus bailes arrítmicos son su seña de identificación. Uno de sus gestos preferidos es señalar con el dedo índice de su mano derechaDe no haber nacido millonario podría haberse ganado la vida con la mímica, como Marcel Marceau o Charlie Chaplin. Sus mohínes, sus morritos o sus bailes arrítmicos son su seña de identificación. Uno de sus gestos preferidos es señalar con el dedo índice de su ... mano derecha. ¿Qué? Lo que sea ¿A quién? A quien sea. Cualquiera sabe; a alguien entre la multitud que lo escucha con fervor, a un periodista impertinente o a una cámara que lo esté grabando. También le gusta levantar el puño derecho mientras agita la mano, como haría un bebé con un sonajero. Puño o índice son usados a discreción, dependiendo de dónde, quién o qué. Y también le gusta saludar a la manera militar, tocando con los dedos extendidos la visera roja, la del eslogan 'Haremos grande a América de nuevo'. Cuando suena la música es como si quisiera dejarse llevar, pero no se deja, o no sabe, entonces aprieta los puños y los mueve arriba y abajo alternativamente. Incluso puede, en mitad de un baile de puños, empuñar figuradamente el hierro y marcarse un swing, y, en su imaginación, meter la bola.
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Se mueve por los escenarios como Mick Jagger o Tina Turner, pero sin gracia; recorre el tablado a lo ancho y a lo largo al compás de Village People y su YMCA. Puede estar a punto de dar un discurso o de subir a un avión, siempre rodeado de seguidores, mientras las banderas de rayas y estrellas ondean por cualquier sitio que enfoque una cámara.
Al contrario que muchos artistas, que seleccionan con esmero el vestuario para salir a escena, él aparece siempre con un traje azul y, si el frío aprieta, un abrigo largo, también de color azul marino, completa su indumentaria. En lo único que se permite variaciones es en la corbata, que, aunque suele ser roja, a veces es azul, marrón, de aburridos cuadros o, más aburridas aun, rayas. Como siempre se viste igual, supongo que tendrá los trajes azules a cientos, o a miles, igual que los abrigos azules y las corbatas rojas. Vestirse siempre igual tiene sus ventajas, ahorra tiempo, controla el estrés y proporciona una marca de identidad sin esfuerzo.
Su cara es el reflejo de su estado de ánimo, y no disimula cuando está contrariado, impaciente, o le ha molestado la pregunta que le acaba de formular algún intrigante periodista; pone morritos, tuerce las comisuras de los finos labios hacia abajo o mira de reojo mostrando su desagrado, como miró a la obispa cojonera. Muchas veces, cuando se deja llevar por la pasión del discurso, es capaz de formar la letra O con su boca. Una boca perfectamente redonda, sin aristas ni ángulos.
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Su piel áspera presenta un extraño tono anaranjado, quizá debido a la exposición solar sin protección. Todo lo contrario de su fino cabello, que a veces lleva dorado, a veces gris.
Lo que más le gusta es firmar decretos antipersona; trabajador incansable, aprovecha cualquier momento y atril para estampar su firma y mostrarla al mundo en amplio abanico.
Su firma es picuda, como un sismógrafo enloquecido anunciando un terremoto.
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