El 1 de septiembre de 1958 nacía en Monterrubio de la Serena, José Barquero, más conocido como Chele. Hijo de Diego y 'la Carmen de Aguado', el tercero de cinco hermanos, vivió en una familia humilde.
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El tópico de que en los pueblos chicos se ... conocen todos, se instauró gracias a él. No había nadie que no conociera a Chele. Traspasó la era de sus generaciones para acomodarse a todos los públicos. Murió soltero, pero con muchas novias. Él tenía un único fin, reflejo fiel de sus ideales comunistas: no quería llegar a viejo. Y así fue, toda vez que a cansino no le ganaba nadie, su buen amigo Anguita o alguno de la cúspide le concedió su único deseo.
Decidió irse pronto, muy pronto, sin que nos diera tiempo a asimilar que partía la alegría de la casa. Apenas unos días de hospital en los que le dio tiempo a entonar una de El último de la fila con un mensaje oculto.
La música era su pasión, pero nunca cantaba solo. Él era una persona social, de amistades de verdad, de las que sonríen con el corazón al verte, de las de barras de bar.
Manolo García, Sabina o El Arrebato escribían guiones de vidas como la suya, de historias intensas pero cortas; sin cadenas, de libertad.
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Como mejor legado dejó su forma de vida, transmitiendo que no hay que dejar nada para luego, hacer planes o dejarte sin beber el último cubalibre porque sea tarde. Él decía que la vida que tenemos es el ahora, que había que madrugar para tener más tiempo libre y que a la una estábamos tardando si no aparecíamos en el bar de su amigo Ulpiano.
Amaba por encima de todo a su madre, cuya pérdida le marcó, y a sus hermanas y hermanos; protegió a sus sobrinos hasta que tuvieron edad de ser sus mejores compañeros vida, quienes fueron los hijos que nunca tuvo; y sentía debilidad por los niños, lo que le hizo ser el Tito Chele de Monterrubio.
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Tuvo conocidos de medio mundo que eran más que amigos y amigos que fueron más que hermanos: Adrián, Upi, Torrico, Tani, Cano o Paco, con quienes escribió unas memorias de oro.
Su forma de vivir nos demostró que no es sinónimo de vida larga una vida plena. Que la vida se vive por la cantidad de momentos que tengas acumulados y que esperar a mañana para vivirlos no es buen plan. Lo único que tenemos seguro es que cada día es un día menos y que lo que no vives hoy, lo pierdes.
Fue una persona libre, alegre y vividora. Cantaba hasta que cerraban el Oliver o recogían las calles y bailaba con un pantalón arremangado, el izquierdo siempre.
Murió, como no podía ser menos, un día de feria y rodeado de todos los suyos. Su último adiós, de palabras de su hermano Elías, demostró que se había emborrachado con todo el pueblo, y es que cuando tantos te quieren y te recuerdan, muy mal no has hecho las cosas.
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Y la vida siguió sin él, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido…
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