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¡Viva el virus!

¡Viva el virus!

APENAS TINTA ·

Martes, 5 de enero 2021, 11:01

Cuando pase el tiempo necesario para que podamos mirar con perspectiva qué ha significado la crisis de la covid-19 estoy seguro de que recordaremos muy destacadamente nuestros fracasos sanitarios y económicos. Han sido tantos y tan profundos que ni los más miopes de entre ... los que hagan balance podrán orillar los estragos en vidas humanas y en deterioro de los servicios asistenciales y de la economía que ha supuesto la pandemia. No estoy tan seguro, sin embargo, si en ese balance se mencionará un factor huidizo porque no se atiene a cuantificación pero que está resultando imprescindible para que la catástrofe haya alcanzado las dimensiones que tiene: la ignorancia. No la ignorancia de los científicos que al principio del coronavirus aventuraron que su capacidad de contagio era menor que el de la gripe común, o que el calor o la edad podrían ser factores que dificultaran la circulación del virus y que por tanto decaería durante el verano o afectaría menos a los países con población más joven. No me refiero a la ignorancia por falta de elementos para conocer, sino a la ignorancia consciente o mucho más que eso: la empecinada, la ignorancia mantenida con voluntad de negarse a conocer. Si quienes la practican, porque para esa ignorancia se necesita ser militante, estuvieran solos en el mundo sería una ignorancia suicida. No lo están, su decisión tiene consecuencias más allá de sí mismos y, por tanto, se trata de una ignorancia que causa muertes a terceros. Un ejemplo entre miles de ese tipo de ignorancia es la que impulsa a esos cientos de personas que se juntaron el sábado en Marbella para ver a Kiko Rivera.

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