El voto joven entra en escena

Quienes vayan cumpliendo 18 años recibirán un bono de 400 euros para gastarlos en productos vinculados a la cultura, aunque ya han advertido que unas actividades son más cultura que otras, es decir, que los toros no entran. La industria cultural en salas lo ha pasado muy mal durante la pandemia, no tanto las librerías, que llevan encadenando meses de ventas que les han devuelto el optimismo perdido en tiempos prepandémicos, o todo el sector de videojuegos. Pero ahí está el bono y el guiño electoral al colectivo juvenil es claro.

No lo es menos el que tiene que ver con la nueva legislación sobre el precio del alquiler de la vivienda, que le costó finalmente el puesto de ministro a Ábalos por su clara incompatibilidad de negociación con Unidas Podemos. Lo curioso es que los socios del Gobierno se enteraron por la prensa, como suele decirse, de una de las medidas estrellas, la subvención de 250 euros a los inquilinos trabajadores menores de 35 años, que así Sánchez demostraba quién es el que domina la agenda mediática.

El PSOE puede estar notando que los 'millennials' y el resto de generaciones que les siguen no les entregan sus votos en la cantidad que a ellos les gustaría. El Partido Socialista puede haberse convertido en una formación viejuna para los votantes del siglo XXI e incluso para quienes nacieron después de la Barcelona olímpica y la Expo sevillana, hitos del empuje socialista de los ochenta. De las mentiras del PP sobre Irak y el 11-M que entregaron el triunfo a Zapatero han transcurrido más de 17 años y ya no dan más de sí, pero los nacidos aquellos días se estrenarán en las urnas en las próximas citas.

Por el contrario, sea por la estética, los mensajes simples pero directos, la moda o por pura ideología, los actos de Vox se llenan de jóvenes, mientras que a su izquierda, Unidas Podemos no ha conseguido fidelizar a todos aquellos que acamparon en las plazas y protagonizaron el 15-M hace ya una década, pero retienen todavía a muchos y aún mantiene una fuerza juvenil en sus formas y en sus dirigentes, por más que a menudo se muestren más crispados que un jubilado sin partida de dominó. Y qué decir del arrastre de Díaz Ayuso y sus aires castizo-juveniles de libertad.

De una u otra forma, el PSOE parece haberse quedado atrás a la hora de conectar con los jóvenes, y Sánchez se ha propuesto darle solución tirando de cartera (crece un 80% el dinero que los Presupuestos Generales del 2022 destinan al colectivo), como en su día se mimaba a los pensionistas como garantía de éxito electoral. Además, también necesita que UP tenga algunas conquistas que presentar de su paso por el Gobierno, si no quiere que la formación se hunda en las encuestas y su apoyo sea insuficiente para seguir en Moncloa.

El precio de la vivienda de alquiler es inasumible desde hace tiempo en grandes núcleos como Madrid incluso para personas con empleo, que se ven obligadas a seguir viviendo con sus padres o compartir piso al estilo estudiante más allá de los 30 años, es decir, les impide iniciar un proyecto de vida. No es un problema inventado ni mucho menos por más que en sitios como Extremadura no se manifieste con la misma crudeza. Sin embargo, se duda de la eficacia real de ese tipo de subvenciones que pueden derivar en un mayor encarecimiento de los precios, y que en la práctica el dinero acabe en el bolsillo de los caseros. En el fondo, lo que de verdad necesitan los menores de 35 son empleos menos precarios con mejores sueldos para que puedan comenzar a ser dueños de sus vidas.